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Entramos en el impresionante estudio del artista Andrés Reisinger.

2022 ha sido un año más que fructífero para el arquitecto e interiorista Isern Serra. Además de encargarse de crear tiendas y locales de restauración, suma a su lista de proyectos el nuevo estudio de Andrés Reisinger en Poblenou. Un espacio de trabajo multifuncional en el que la materialidad y las texturas evocan a un espacio surrealista, onírico y escultórico.

Un estudio de artista que es una obra de arte en sí mismo

Isern Serra lo ha vuelto a hacer. A sorprendernos. Cada nuevo proyecto que ve la luz destila un estilo propio que ya empieza a ser inconfundible. Líneas limpias, un uso sensato del espacio y una elección de materiales y gama cromática capaces de crear elegancia donde antes solo había paredes pidiendo a gritos aquello que decía Louis Kahn de que «incluso un ladrillo quiere ser algo más». Pues bien, aquí, en el estudio de Andrés Reisinger, la estructura ha conseguido convertirse en mucho más.

En este caso, ha transformado un local de planta baja en un espacio de trabajo para el artista y su estudio creativo. No es asunto baladí ocuparse de crear un estudio para un artista. Ha de haber espacio para mesas, sillas y el libre albedrío que se deriva de la experimentación, luz natural y un buen proyecto de iluminación (por si la inspiración nos pilla trabajando hasta altas horas de la madrugada). Y debe ser inspirador. Y todo ello, con las limitaciones arquitectónicas preexistentes con las que haya que lidiar.

Crear algo nuevo a partir de la arquitectura existente

El estudio está ubicado en Barcelona, ​​en el barrio de Poblenou, una zona chic, con fábricas reformadas que albergan modernas oficinas de start ups y exposiciones de diseño, entre otros lugares, en el Museu del Disseny. Era un local de dos plantas con acceso directo desde la calle y una gran terraza trasera.

La primera decisión fue demoler la mitad trasera del segundo piso. De esta forma, se transformó el volumen previo (compuesto de dos pisos con techos bajos) en un gran espacio abierto con un altillo en el medio. Consecuentemente, el altillo resalta como elemento arquitectónico y además, permite la entrada de más luz natural procedente del patio trasero. Un win win, como dicen los modernos.

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Pero la intervención no ha consistido únicamente en demoler. Al contrario. La intención ha sido diseñar un lugar de trabajo a través de elementos influenciados por la estructura de hormigón anterior, que queda expuesta en su estado más crudo. Jugando con el contrapunto de la elegancia y sofisticación de los elementos que estructuran el espacio, tratados como verdaderas esculturas realizadas en acero inoxidable. Como la escalera de caracol que hace las veces de puente en la verticalidad del espacio principal y la horizontalidad de la cocina. Elementos que toman su inspiración del mundo digital de Reisinger, y que evocan a un espacio surrealista, onírico y escultórico.

escalera de caracol de acero inoxidable

Colores neutros y la aparición estelar del rosa, el color de moda en interiorismo

Primero se eligió el color y la textura de las paredes para que armonizara con la gama de crudos del hormigón. Acabado con una pintura en tono gris-beige a base de cuarzo en forma de pasta, las paredes lucen un aspecto irregular pero al tacto son suaves como el terciopelo. con el objetivo de crear un espacio monocromo sin resultar «aburrido», se eligió el microcemento para que tuviera el mismo tono y efecto texturizado. Un baile de texturas con acabados entre lo artesanal y lo industrial.

pared  de hormigón con baldas de microcemento

El espacio se estructura con una gran mesa central de hormigón sujeta a uno de los pilares. «Queríamos diseñar una mesa continua por todo el espacio. Una mesa enorme, que funcionara como espacio de trabajo y comedor. Decidimos elevar el suelo de la zona de trabajo donde está ubicada, lo que a su vez nos ayudó a pasar el cableado al rack, reforzando la funcionalidad de la mesa pero jugando desde lo arquitectónico», dice el arquitecto.

estudio de andrés reisinger, cómo organizar un estudio de artista

Función, adaptación, rehabilitación… ¿Y qué hay de la creatividad? No olvidemos que se trata del estudio de Andrés Reisinger, y que es artista. Pues bien: el color rosa de la mesa le permite destacar en el resto del espacio monocromático. Es la pieza central del estudio, un elemento que se hizo in situ y que tiene el color que siempre suele usar Andrés Reisinger en sus proyectos.

Otro de los elementos emblemáticos es la escalera de caracol que nos conduce al altillo donde está el lugar de trabajo de Andrés. Se tuvo que traer de una sola pieza pulida y colocarla como si de una escultura se tratase, y rompe con las líneas ortogonales del espacio.

cocina de acero inoxidable, cómo integrar la cocina en una oficina

En la zona debajo el altillo encontramos la cocina, hecha completamente de acero inoxidable y con un sistema de toca-toca hidráulico totalmente integrado fabricado por Fusteria J. Vidal. Los taburetes metálicos cromados son un diseño a medida de Julia Esqué.

Una zona de doble altura para una oficina acogedora y diferente

El despacho del piso superior está totalmente acristalado por las dos caras y se compone de una gran mesa diseñada a medida en acabado roble natural y un sofá de obra con cojines, también en tonos rosados. El uso intencional de muebles (las butacas LC7 son un icono del diseño, obra de Charlotte Perriand, disponibles en Cassina) e iluminación (rieles y focos regulables de LEDsC4) no sigue la estética normal de una oficina. Un artista trabaja como el que más, aunque su espacio de trabajo sea un poco diferente a lo que estamos acostumbrados.

mesa de madera con sillas de charlotte perriand

Además de linestras colocadas estratégicamente en varios espacios, la luminaria principal del espacio es la lámpara esférica Moon de Davide Groppi. Su luz difusa, especialmente de noche, crea un espacio que parece onírico y sereno, difuminando las líneas entre el mundo físico y el mundo digital. Ahora solo nos queda ver cómo influye este nuevo espacio en la creatividad de Andrés Reisinger. Este artista también nos tiene acostumbrados a las sorpresas, y lo decimos en el mejor sentido de la palabra.

sofá rosa, sofá de obra

Fotografía: Salva López

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