Casa MIQ, la riqueza constructiva como inspiración.
El barrio barcelonés de Sarrià alberga este proyecto de rehabilitación integral de una vivienda unifamiliar entre medianeras de Septiembre Arquitectura. Una casa bautizada como MIQ en homenaje a su anterior propietario, Miquel, ahora ocupada por una familia que valora las cualidades estéticas y constructivas del inmueble original.
Casa MIQ, por Septiembre Arquitectura
Adquirida en los años 60 y tras numerosas ampliaciones para adaptarse al crecimiento de la familia, la casa destaca por una gran riqueza constructiva. Desde los tonos rojizos, tejas y verdes, los suelos hidráulicos, las paredes de ladrillo y piedra, o los techos de volta catalana, a la naturaleza salvaje del patio posterior o el pequeño estudio, todo inspira el nuevo diseño.
«Se trataba de aprovechar la riqueza original y adaptarla a las necesidades y usos de los nuevos habitantes», cuentan desde Septiembre Arquitectura. Superponiendo estilos, la intervención conserva la historia y el espíritu de una vivienda que se adapta a una nueva realidad.
Superposición de estilos
Hacia la calle, la casa se muestra como una pintoresca fachada de dos plantas en tonos pastel y madera, que convive con las construcciones vecinas. Muy distinta, la fachada trasera combina grandes aberturas con una piel de chapa grecada blanca que contrasta con la carpintería de madera y los elementos de instalaciones vistos. Esta contraposición pone de manifiesto lo que los arquitectos definen como «la voluntad transformadora del diseño».
Dentro, la nueva vivienda alberga tres habitaciones, un salón-comedor con cocina y un estudio en la parte trasera del patio posterior. Reservada para las estancias vivideras, la planta baja acoge en un mismo espacio el salón-comedor y la cocina abierta. Es la única estancia pintada de blanco, junto a la escalera. Su diseño potencia la amplitud espacial y la relación entre dentro y fuera. Los pavimentos interiores y exteriores se funden y las balconeras de salida al patio y al estudio se pliegan para unificar espacios.
En el patio trasero, una ligera escalera metálica exterior asciende hasta la cubierta transitable del estudio. Se aprovechan, así, todos los espacios exteriores. Para recuperar el carácter salvaje de la vegetación se ha diseñado una jardinera con una estructura metálica que nace de la barandilla y permite trepar las plantas por ella.
Una escalera, un pozo de luz
Aunque se respeta la escalera original, se rehace la salida al terrado, con una cubierta formada por una gran doble vuelta catalana aislada y una abertura a suroeste. La escalera se convierte en un pozo de luz en invierno y una chimenea de ventilación en verano, con lamas orientables controlando la incidencia solar.
En la planta alta, la habitación principal cuenta con un baño ‘desfragmentado’ con paredes que no llegan al techo. Se logra así la ventilación cruzada a través de la escalera y la entrada de luz por ambos extremos de la habitación. Una gran corredera cierra la suite y da acceso a un balcón abierto al patio posterior.
La luz inunda todas las estancias, incluso las interiores, como el baño de la planta primera. En él, un tubo Spectralight capta la luz natural hasta el lucernario situado sobre la bañera.
Recuperación material
A nivel material, las preexistencias conviven con nuevas incorporaciones. Tras atravesar un recibidor forrado de madera de roble, la vivienda combina suelos hidraúlicos recuperados –algunos de ellos reeditados con la fábrica Huguet en Mallorca, que consigue imitar los diseños originales– con paredes teñidas de los mismos colores. Verde en el distribuidor, rojizo intenso en el aseo de cortesía y salmón terracota para el baño de la suite. Los mismos materiales y colores dan forma a los lavamanos, y grandes piezas hidráulicas forran las paredes de la ducha.
Para la mayoría de espacios, Septiembre Arquitectura recupera los techos originales, con vigas de madera y metálicas que dejan al descubierto las distintas fases constructivas del edificio. Con suelos de parquet en las habitaciones, paredes de piedra y ladrillo originales visten el salón, el cabezal de la suite, el patio y el estudio.
Fotografía: José Hevia