Jordi Ginabreda lleva el Bona Sort al Eixample de Barcelona.
Si los ensanches decimonónicos ordenaron y esponjaron las abarrotadas urbes medievales, La Bona Sort Eixample hace lo mismo respecto a su antecesor, premiado con el prestigioso Restaurant & Bar Design Awards en la categoría ‘Surface Interiors’ en 2016. Frente al diálogo con el pasado, la iluminación tenue y los detalles, a veces excesivos, del primero, el nuevo local apuesta por las líneas limpias.
La línea recta, la gran protagonista
La geometría y el orden característicos de la zona del Eixample definen este restaurante. Un espacio luminoso, donde la línea recta es la principal protagonista. «Las líneas rectas se multiplican por el local, cruzándose, acumulándose y superponiéndose, enfatizando la idea de lugar planificado que huye de la mera acumulación o el espíritu abigarrado», señala el diseñador.
Cuidadosamente elegidos, los materiales y colores ayudan a convertir un local originalmente oscuro, de planta alargada y poca fachada, en un lugar amplio y luminoso. Un espacio sobrio, austero y atemporal que, como apunta Jordi Ginabreda, plasma perfectamente el carácter del ensanche burgués.
En el centro, una barra central monolítica en mármol blanco Macael preside el espacio. Sobre ella se descuelga un enorme copero lacado en blanco. Diseñado específicamente para el local, está compuesto por una malla tridimensional de líneas que se descuelgan del techo.
A pesar de su tamaño, la estudiada iluminacion y el rigor formal de barra y copero otorgan al conjunto una gran sensación de ligereza. Como una manzana en la ciudad, este volumen organiza la circulación, dividiendo el espacio diáfano en dos ambientes diferenciados.
Junto a la calle, la zona de bar conserva los muros originales de ladrillo visto, iluminados por la lámpara Anvers de Wo & Wé. Sillas Casale de Ethnicraft, bancos perimetrales y mesas –todo ello en roble con acabado mate– recrean una atmósfera cálida e informal.
Una gran celosía voladora, estética y funcional
Según se avanza hacia el interior se accede al restaurante. En esta zona, el banco perimetral se repliega, formando islas que acogen a los comensales en espacios íntimos y recogidos. Sobre ellas se repliega una gran nube de listones de madera de roble en acabado mate, que se erige como la gran protagonista del local. Con un doble propósito, estético y funcional, esta «celosía voladora» ayuda a mejorar la reverberación acústica del local e ilumina el comedor principal.
Frente a los bancos de madera se sitúan tres bancos semicirculares tapizados en verde oscuro. Se trata, junto a las mesas redondas a las que dan cobijo, de la única concesión a la línea curva del proyecto. Sobre ellas reaparece la línea recta, a través de tres lámparas minimalistas pintadas en rosa.
Para la zona de restaurante se han elegido las sillas Soft Edge de HAY en verde oscuro y granate, combinadas con mesas de mármol. Los colores verde, rosa y granate de mobiliario, paredes e iluminación aportan un toque contemporáneo a esta zona.
Fotografía: Marcela Grassi
La Bona Sort Eixample
Girona 42 / Gran Via 688
Barcelona