El Garaje. Un antiguo taller mecánico transformado en una vivienda de estética raw.
NOMOS Arquitectos ha transformado un taller mecánico, rodeado por una gran rampa a lo largo de todo su perímetro, en una vivienda de estética raw compuesta por estancias conectadas sin necesidad de pasillos.
La complejidad formal de un cambio de uso: de taller mecánico a vivienda
El cambio de uso de local a vivienda no es un procedimiento sencillo. Se necesita contar con el equipo de profesionales adecuado para garantizar que el proyecto cumplirá todos los requisitos legales, técnicos y normativos necesarios para el nuevo uso al que se destinará el inmueble.
En el caso de esta transformación, realizada por el estudio NOMOS Arquitectos, la tarea ha sido doblemente difícil. El local original estaba destinado a un taller mecánico con una superficie de 140 m2 y contaba con una fachada de difícil reconfiguración. Además, estaba flanqueado por una rampa para acceder al garaje subterráneo.
Para lidiar con estas problemáticas, se ha tratado de hacer más doméstica la fachada exterior. Por ejemplo, la puerta basculante del antiguo garaje se ha sustituido por un cerramiento realizado con bloques de hormigón blanco, pavés y acero. También se han diseñado otras dos oberturas que siguen la misma estética. De este modo, se facilita la entrada de luz hacia el interior pero se mantiene cierta privacidad.
Una serie de muros construidos con bloques de hormigón organizan el espacio
Funcionalmente, la nueva vivienda se extiende desde la calle hacia un patio interior. Se trata de un espacio doméstico contemporáneo de estética raw compuesto por estancias conectadas sin necesidad de pasillos. De este modo, se evita que el programa domine el diseño del conjunto.
El Garaje es un espacio centrípeto que organiza todas las piezas de manera no jerárquica en torno a dos espacios centrales: la cocina y el comedor. Como si de una composición pictórica inspirada por el movimiento De Stjil se tratase, una retícula ortogonal de muros paralelos define la secuencia de estancias y propicia visuales cruzadas entre ellas.
Estética raw y economía de medios
En cuanto a la materialidad del proyecto, se impone una apariencia cruda y tosca en acabados y revestimientos. Esta decisión no ha sido algo superfluo propiciado por un capricho estético. Responde a una sinceridad arquitectónica y economía de medios que se ha tratado de respetar en todo el proyecto.
Los muros que delimitan los espacios están construidos con bloques prefabricados de hormigón blanco. Se dejan vistos y se traban en las esquinas con piezas de barro para evitar cortar las piezas. Además, esta solución permite un punto de fijación para la instalación eléctrica.
La parte superior de estos muros se corona con carpinterías de madera que permiten amplificar los espacios y dejar pasar la luz. Además, los cambios materiales en el pavimento y la estructura metálica pintada en tonos azules posibilitan separar las estancias sin necesidad de construir tabiques.
Fotografía: Luis Asín