Vitápolis, el complejo residencial para seniors de romero&vallejo en Toledo.

Vitápolis nace para dar respuesta a una sociedad, la española, con cerca de 14 millones de personas mayores de 65 años y que hará de nuestro país uno de los más envejecidos del mundo en 2050. Un tema que empresas como IKEA ya están analizando a través de iniciativas como la instalación presentada por la compañía sueca con motivo del Madrid Design Festival 2022, Next Gen: Seniors.

Integrado en la ciudad

Situado en un enclave privilegiado, entre numerosas zonas verdes y dotaciones de interés como el centro de salud, la biblioteca municipal y el centro cívico, Vitápolis está también muy próximo a las zonas comerciales de expansión y ocio más importantes del barrio y la ciudad. «Se trata de que los usuarios estén integrados en la ciudad y el contexto urbano, y puedan ser lo más independientes posibles en su día a día», cuentan los arquitectos.

El programa

Con cinco alturas, el edificio destina la planta baja a zonas comunes como la cafetería, recepción, gimnasio o salas de reuniones, todas ellas integradas en el entorno urbano. El resto de plantas se reserva para las viviendas, con corredores de encuentro y zonas comunes como lavanderías o salas de estar.

En el ático, un gran terraza con una panorámica de 360 grados sobre el entorno alberga una piscina infinity, zonas de almacén y baños.

Fachada de paneles prefabricados de hormigón

Hacia el exterior, el edificio se materializa a través de una secuencia en altura de bandas horizontales que se abren o cierran en función de la orientación para protegerse del soleamiento. En la planta baja, los muros de carga de hormigón se transforman en pilares metálicos que sirven para liberar espacio. Tres núcleos de comunicación vertical exentos completan la secuencia estructural.

Diseñando una nueva forma de vivir

«El edificio ha sido diseñado para garantizar la calidad de vida de sus usuarios desde el momento presente hasta el futuro, asumiendo de las limitaciones que impone el paso del tiempo», señalan desde romero&vallejo. Para ello, además de la propia arquitectura, el edificio debe poder albergar una serie de actividades que favorezcan la convivencia y las relaciones. Además, la combinación de sistemas pasivos con otros activos le otorga la máxima calificación en materia de eficiencia energética.

Espacios luminosos y acogedores

Crear un entorno acogedor y con abundante luz natural ha sido prioritario en el proyecto. Para ello, la planta baja se cierra con un sistema perimetral de muro cortina que abre el interior al entorno ajardinado. Los acabados optan por materiales y colores cálidos, como contrapunto al hormigón prefabricado y las instalaciones vistas. Revestimientos interiores de haya barnizada al agua, lámparas de mimbre y muebles de madera conviven con suelos de terrazo color marfil y azulejos tradicionales en la misma gama cromática.

Un cuidado mobiliario

Las zonas comunes combina piezas de mobiliario hechas a medida con otras diseñadas por el estudio, como el pouf Ruff de GAN o las alfombras Palma de NOWCarpets. Además de muebles de conocidas marcas, como Vitra, GandíaBlasco, Carl Hansen & Son, Expormim, Vibia o Pet Lamp, entre otras.

Apartamentos personalizables

Los apartamentos se han diseñado bien iluminados y adaptados a las necesidades de cada usuario. Todos se distribuyen a través de una secuencia de espacios sin pasillos, con salón-comedor con cocina, uno o dos dormitorios, una terraza y baños accesibles revestidos con mosaico Hisbalit (modelo Unicolor 103).

Climatizada por suelo radiante, la terraza actúa como prolongación del espacio doméstico hacia el exterior. En cuánto a las carpinterías, están diseñadas a medida para el proyecto, totalmente integradas en el pavimento y facilitan el tránsito entre las estancias.

Fotografía: Ángel Segura (dirección de arte de romero&vallejo)