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Le Pavillon en Romainville, cultura a pie de calle con sello Miralles-Tagliabue.

El estudio español Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo se han unido para transformar Le Palais des Fêtes en Le Pavillon. Una propuesta para la ciudadanía, orgánica y sensible con el pasado del lugar. A través de espacios verdes conectados con el bosque crea un entorno de vida natural en el corazón de Romainville.

Le Pavillon en Romainville

Sostenibilidad y un profundo respeto por el pasado industrial de la ciudad de Romainville, en París, se conjugan en este proyecto, fruto de un concurso para transformar y dotar de nuevas funciones a un pequeño edificio preexistente.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Redescubrir y revalorizar

A través de un gesto orgánico, que integra aspectos sostenibles con la trama urbana de la ciudad, nuevos volúmenes se suman a las preexistencias rehabilitadas, dibujando un conjunto que enlaza jardín, bosque y ciudad. De esta forma, se revaloriza el legado histórico a través de un punto de encuentro ciudadano, que fortalece el legado cultural. Abierto a todos los públicos, da cabida a diferentes expresiones y prácticas artísticas que facilitan el acceso a la cultura.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Los arquitectos han rehabilitado la estructura del Pabellón de Polonia de la Exposición Universal de 1937 que formaba el antiguo Palais de Fêtes. Nuevas piezas se incorporan a este nuevo Pavillon en Romainville, que mantiene su protagonismo como un elemento fundamental en el patrimonio de la ciudad. «El proyecto parte del diálogo constante entre la intervención y lo existente», cuenta Benedetta Tagliabue. La arquitecta destaca cómo se trata de poner en valor la parte histórica más relevante (la estructura metálica) y conservar el máximo espacio libre en la parcela para convertirlo en un jardín accesible al público.

Luces, transparencias y color

La intervención combina inteligentemente dos escalas. Una urbana, que cuida las conexiones con el entorno y la ciudad, donde las nuevas piezas conectan con el paisaje de las antiguas canteras; y otra más humana, donde se prioriza la experiencia del usuario. Con diferentes elementos que permiten multiplicar las posibilidades escénicas y de actividades, la organización espacial favorece un uso continuo y simultáneo de actividades en cualquiera de sus espacios.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

El nuevo programa se ubica en dos volúmenes independientes, de formas facetadas y conectados orgánicamente con las antiguas piezas, el jardín y la ciudad. El verde penetra en la ciudad a través del hall de acceso a pie de calle, lugar de encuentro y articulación con los volúmenes construidos.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Un interior que se abre a la ciudad

Para permitir esa permeabilidad con el entorno urbano, la fachada a calle del Pavillon en Romainville ha sido tratada como una interfaz. Originalmente ciega, se han abierto en ella grandes aberturas. Estas conectan el espacio existente de la antigua sala de espectáculos con la ciudad y permiten entrever el jardín desde la calle.

La antigua sala de fiestas se transforma así en un espacio con doble uso. Por un lado, como la nueva zona de recepción de las futuras salas de espectáculos, y por otro, como un porche abierto a la calle que permite el acceso libre del público al jardín posterior durante todo el día. Diáfano y luminoso, da también acceso a ‘la casa de la filo’, que promueve recursos para la difusión de las prácticas y el pensamiento filosófico.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Dos salas, dos ambientes

Con la sala de eventos en su interior, el primer volumen se diseña abierto al jardín. Grandes ventanales diluyen límites con el entorno y permiten la entrada de abundante luz natural. Su volumen penetra en el edificio existente y su estructura de cubierta vista es una reinterpretación contemporánea de la estructura histórica.

Modulable, la segunda sala se reserva para espectáculos de teatro y conciertos. Teñida de un color oscuro que responde mejor a las necesidades del programa, permite su uso con gradas o sin ellas. Con acceso a través de dos vestíbulos independientes, se separa del resto del edificio mediante un pequeño patio que ilumina el foyer y los espacios de los artistas.

El acceso de los artistas se produce a través de una entrada separada desde el jardín. También la destinada a decorados y material de espectáculos, queda completamente separada de los flujos de los espectadores. Los espacios técnicos y de almacenaje se sitúan en un volumen independiente, junto al ala este existente y que recorre la medianera.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Doble piel

Tanto en fachadas como en cubierta, los dos nuevos volúmenes se revisten con una doble piel. Una de hormigón visto, pintado de colores y con dibujos que se inspiran en figuras humanas en danza y movimiento; y otra de plancha metálica al exterior. Con tonos y transparencias como un collage, alterna fragmentos de imágenes de la ciudad de Romainville.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Los arquitectos han querido homenajear el pasado industrial de la ciudad. «La chapa metálica responde a una elección sostenible ligada a la naturaleza de Romainville, donde la industria ha tenido un papel histórico y social trascendente», señalan.

Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo
Miralles-Tagliabue EMBT y el francés ilimelgo

Fotografía: Duccio Malagamba

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