Masquespacio traslada las fachadas de El Cabanyal-El Canyamelar a La Sastrería.
Del sueño del chef Sergio Giraldo y el bartender Cristóbal Bouchet nace La Sastrería, su propio restaurante en Valencia junto al Grupo Gastroadictos. Diseñado por Masquespacio, el local se encuentra en el barrio marítimo del El Cabanyal-El Canyamelar y ofrece a sus clientes una experiencia culinaria única, de lo más sensorial.
Tres escenario distintos en La Sastrería
Masquespacio, el estudio dirigido por Ana Milena Hernández Palacios y Christophe Penasse, ha diseñado este singular restaurante, dividido en tres partes e inspirado en la comida del chef Sergio Giraldo.
Parte I: un homenaje al barrio
Protagonista de la primera de ellas, el barrio del El Cabanyal-El Canyamelar se prologa al interior del local en forma de bar. Todo en él homenajea su arquitectura, sus vecinos y forma de vivir. Incluso el acto conocido como ‘Tomar la Fresca’ -cuando, en los días más calurosos, los vecinos salen a la calle con sus sillas para entablar tertulias con sus vecinos- está presente en el diseño.
“Hemos querido recrear esta costumbre de El Cabanyal-El Canyamelar en el local, a través de detalles como las sillas de plástico que los vecinos suelen llevar a la calle”, explica la directora creativa de Masquespacio, Ana Hernández. Con referencias al barrio y a los productos de mar, la gastronomía que se sirve en este primer espacio tiene un enfoque tradicional reinventado.
El local se reviste de azulejos con impresiones hechas a medida y diseñadas por Masquespacio que reinterpretan las fachadas del barrio. Concebida como una fachada en si misma, la barra se llena de ornamentos y figuras singulares. Al fondo y como telón de fondo emerge una gran pirámide con los licores utilizados por Cristóbal en sus cócteles.
Parte II: la gran ola de mar
Protagonizada por la comida de mar más singular de Sergio, la segunda parte recrea una gran ola que avanza hacia la cocina para convertirse en una escultura de piezas cerámicas. Teñido de blanco y azul, el pavimento cerámico artesano bajo ella reproduce el binomio arena-agua; y las sillas emulan barcas de pesca.
Vestido con azulejos artesanales de barro y cerámica, todo el restaurante se sumerge en el mar, invitando al visitante a enfocarse en lo realmente importante: la comida de Sergio.
Parte III: la lonja
Tras la cocina, el último y tercer espacio se reserva para los almacenes, concebidos como una Lonja de Pescado.
Fotografía: Masquespacio