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Renaissance Barcelona Fira Hotel. Jean Nouvel crea un refugio natural en una torre de palmeras.

El recién inaugurado Renaissance Barcelona Fira Hotel es de esos proyectos llamados a marcar un antes y un después. Primero porque se trata de la última torre que modifica el skyline de la Ciudad Condal, y segundo porque aporta aspectos innovadores como “la transparencia del edificio, el tratamiento de las fachadas y, sobre todo, la interpretación del mundo vegetal”, explican desde el propio hotel.

Una interpretación ideada por el célebre arquitecto francés Jean Nouvel y su socio español, el despacho Ribas & Ribas, que se traduce en 27 pisos convertidos en “un refugio natural donde palmeras y vegetación se transforman en elementos arquitectónicos integrados en la estructura del edificio”.

Integrar naturaleza y arquitectura no es, obviamente, algo nuevo, pero lo que diferencia a esta torre de 110 metros de altura es que, por primera vez, el mundo vegetal se integra en la estructura de un establecimiento de estas características.

Esta evolución del jardín vertical, situada en la Plaza Europa – junto a Fira Barcelona Gran Via – está constituida, en realidad, por dos torres unidas por un restaurante panorámico y una terraza mirador. El hotel dispone de 357 habitaciones, once salones para eventos con capacidad para más de mil personas, dos cocktail bars, piscina exterior, zona fitness con piscina interior climatizada y 140 plazas de parking.

Luego está el elemento especial: 293 palmeras de diez tipologías diferentes y más de 30 especies vegetales procedentes de cinco continentes, adaptadas a la climatología de la zona y a las posibilidades ambientales del propio edificio.

¿Por qué palmeras? Por su estructura arquitectónica, pues sólo crecen en sentido vertical; porque se adaptan al clima mediterráneo y porque no requieren un mantenimiento exhaustivo.

De cara a integrarlas en la estructura, el primer paso fue dividir el jardín vertical en tres escenarios. El primero se sitúa en las zonas exteriores de las torres. Aquí las palmeras ‘recorren’ la fachada en vertical al ir asomándose por las diferentes plantas, coronando la terraza.

El segundo está en el atrio central del edificio, donde han combinado distintas alturas de vegetación. Y el tercero, y más  poblado, corresponde al restaurante panorámico, Palmer, situado en la planta 14. Aquí el alto de los techos ha delimitado la altura máxima de las plantas.

Por otra parte, las hojas de las palmeras tienen una fuerte presencia en las distintas fachadas del hotel – propiedad de Hoteles Catalonia y comercializado por la cadena estadounidense Marriott International – ya que también se han reproducido serigrafiadamente en la parte cubierta de vidrio, y esgrafiadamente en la parte de hormigón.

El otro elemento protagonista del diseño es la dualidad cromática entre los colores blanco y negro. Tres de las cuatro fachadas del edificio son de color blanco radiante mientras que la orientada el norte es negra mate.

Naturaleza y dualidad cromática están ligadas constantemente para crear un juego de colores, luces y sombras “que convierten al hotel en un elemento vivo y cambiante debido a la incidencia o ausencia de luz”.

Así, por ejemplo, el diseño de la iluminación está ideado para que tanto las palmeras como el resto de las hojas proyecten sombras en la mayor superficie construida posible. Además se aprovecha la luz natural del día y la artificial de la noche, “provocando un efecto de sombras chinescas”.

Lo mismo ocurre en el interior de las habitaciones, 314 de las cuales son de color blanco y 43 de un gris intenso. Aquí las luces y las sombras buscan ofrecer una atmósfera relajante.

Las seis suites del hotel, en las que al igual que el resto impera una estética funcional, están situadas en la última planta y disponen, por tanto, de una terraza-jardín individual con elementos como un jacuzzi integrado en el baño con posibilidad de convertirse en una zona exterior o viceversa.

En el restaurante también se combinan estos elementos para crear atmósferas diferentes: por el día los espejos de las paredes se alían con la luz del sol, mientras que la iluminación personalizada de la noche proporciona un ambiente íntimo.

Por otra parte, si el verde emerge hacia el exterior, en el interior predomina el marrón tierra. Ejemplos de ello son algunas zonas comunes como la recepción, el hall o la biblioteca.

De cara al diseño de esta ‘estructura natural’, también han participado Manuel Colominas, responsable del despacho de paisajismo Factors de Paisatge, y Massoni, la empresa proveedora de todas las plantas del edificio.

Fotografías cortesía de Renaissance Barcelona Fira Hotel.


Renaissance Barcelona Fira Hotel
Plaza Europa 50-52
L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona
www.renaissancehotels.com


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