La antigua lonja de pescadores, nuevo centro del ocio gastronómico en Sevilla.

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En sus cimientos se sostiene el antiguo edifico del Husillo y Naves del Barranco, surgido durante la Restauración como respuesta a la necesidad de los entradores de pescado de un lugar apropiado donde comerciar, puesto que antes de que existiera el edificio comerciaban al aire libre.

Eiffel fue presumiblemente el encargado del diseño de la Lonja que fue finalizada en 1883. Junto al Puente de Triana, es una de las pocas muestras de arquitectura de hierro existentes en Sevilla.

Se trata de una construcción de base rectangular, que forma un conjunto de cuatro naves cubiertas con bóveda de cañón a base placas de hierro galvanizado con grandes cristaleras. Posee un interior diáfano y un pórtico que rodea la parte delantera y trasera del edificio.

Desde su primera etapa como lugar de compra-venta de pescado, ha tenido periodos de abandono además de pasar por diferentes fases tales como Centro de información de Sevilla, lugar de exposiciones o Centro de interpretación de la Semana Santa.

Ahora vuelve a su función original convirtiéndose en un lugar para los paladares más exquisitos, incorporando en su infraestructura puestos que ofrecen productos gastronómicos que bien podrían ser confundidos con obras de arte que trascienden a todos los sentidos.

Dicho espacio cubre la necesidad existente en la ciudad de Sevilla de un mercado gastronómico polivalente, de grandes dimensiones y perfectamente equipado para el desarrollo de las actividades que diariamente cobran vida.

Detrás de esta iniciativa que trata de emular el éxito de mercados gastronómicos en Madrid y Barcelona, se encuentra un grupo de socios y amigos constituido por empresarios y profesionales de distintos sectores. Entre ellos destacan el periodista Carlos Herrera o el torero Francisco Rivera, quienes, junto con sus compañeros de viaje, llevan más de dos años invirtiendo recursos y esfuerzo para lograr iniciar este ilusionante proyecto empresarial, iniciativa del Ayuntamiento de Sevilla, claro ejemplo de la colaboración público-privada.

El Mercado dispone de 20 puestos escogidos entre las más de 150 propuestas, con distintas y exclusivas actividades. Además, se puede disfrutar de 6 carros de degustación de productos y un kiosko terraza a la orilla del Guadalquivir.

Las dimensiones de cada puesto varían, pasando desde los 7 metros cuadrados del stand de croquetas a los 28 m2 del de cervecería. No se encontrarán dos puestos que vendan el mismo producto debido a que se busca la máxima variedad dentro del mercado.

El precio asequible, apto para todos los bolsillos, es otra de las características  de los productos que los clientes locales y turistas podrán adquirir o degustar in situ.

Este espacio, además de referencia gastronómica, ha sido creado para albergar diversos eventos, presentaciones y ferias. Consta también de un Punto de Información Turística permanente que ofrece información sobre el mercado y visitas gastronómicas guiadas. Otro hecho interesante es que desde el Mercado cualquier visitante podrá conocer la oferta cultural y de ocio sevillana.