Slow Studio proyecta una casa-refugio en conexión con la sierra de Madrid.
Espacios abiertos y conectados entre sí, grandes ventanales para introducir la luz natural en el interior y una arquitectura consciente basada en estrategias bioclimáticas. Así es este gran loft de 230m2 que Slow Studio ha diseñado como un auténtico refugio en mitad de la sierra madrileña.
Un gran loft que va sumando espacios
Esta casa de 230m2 cuadrados se alza como un acogedor refugio en el paisaje de Pedrezuela. Slow Studio ha dibujado una vivienda unifamiliar que busca la compacidad y la conexión total entre sus estancias. Una decisión marcada por la forma alargada del terreno en el que se ubica y por una estrecha fachada que conduce a buscar opciones para introducir luz y calor solar en el interior.
La casa se presenta como un gran loft que va sumando espacios. De esta forma, el recibidor abre paso al comedor, la cocina y el salón. Conforme avanza el recorrido, se incorporan el despacho y las habitaciones. Así pues, Slow Studio ha logrado una distribución en una única altura de circulaciones fluidas y muy accesible para todos los miembros de la familia.
La importancia de la luz
Cuando se trabaja en un espacio de planta alargada es esencial buscar nuevas alternativas de diseño para conducir la luz natural al interior de la vivienda. Y así lo ha entendido Slow Studio. Para ello, ha vestido la fachada de grandes ventanales que conectan la casa con su entorno.
Además, estos ventanales se cuelan en el interior sirviendo como separadores de estancias sin renunciar a la luminosidad. También se ha elevado la cubierta de la casa para introducir lucernarios en el techo que permiten que la luz y el calor solar bañen el interior de los espacios centrales de la casa.
Por su parte, un coqueto patio lateral separa la vivienda del garaje y genera una nueva fachada sur en la zona posterior que se convierte en un nuevo foco de luz natural. El porche de la entrada aparece como un lugar de relax para conectar en profundidad con la rica naturaleza de la sierra.
La calidez y el estilo industrial no están reñidos
Desde el exterior, la casa se alza como una gran construcción compacta de doble muro de ladrillo visto y hormigón con grandes ventanales enmarcados en madera. Se trata de una declaración de intenciones que demuestra que la calidez y el estilo industrial pueden complementarse a la perfección. Además, este sistema constructivo diseñado por Slow Studio permite proteger térmicamente el interior de la vivienda frente al frío clima del invierno en la sierra.
Ya en su interior, esta vivienda es un auténtico refugio. Las paredes pintadas en blanco roto son el lienzo perfecto para el mobiliario y los revestimientos de madera. Los textiles naturales, como las alfombras de yute o las cortinas de lino lavado, crean una atmósfera muy equilibrada y acogedora.
La iluminación se mimetiza con el interiorismo en forma de focos blancos en el mismo tono de las paredes y de lámparas de ratán en sintonía con los materiales naturales. Además, sorprende una chimenea conectada a una termoestufa que, cuando está en marcha, provee de agua caliente y calefacción a toda la vivienda.
Fotografía: Salva López