Casa el Clau: de antigua casa forestal a bonito centro de mayores en mitad de la naturaleza valenciana.
Casa el Clau ha pasado de ser un antiguo refugio forestal para convertirse en un centro de día para personas mayores. En esta intervención, el estudio Arqtistic ha proyectado la rica naturaleza del enclave en el que se encuentra.
El entorno tratado como un material más
La antigua casa forestal el Clau es un lugar lleno de historia. Ubicado en la parte baja de la Sierra de La Covalta en València, este espacio bebe de la naturaleza que lo rodea. Y así lo ha entendido el equipo de Arqtistic, el estudio encargado de llevar a cabo la rehabilitación y la ampliación para convertir el Clau en un centro de día para personas mayores.
El principal objetivo fue integrar el entorno y los elementos naturales en la arquitectura del espacio. Una propuesta que no solo aboga por la exploración en el diseño biofílico, sino que también incide en el bienestar y mejora la terapia de los usuarios. Así pues, las cuatro estaciones, la luz, la vegetación, el clima, el viento, la lluvia o las estrellas funcionan como parte de la materialidad del proyecto.
Estos elementos naturales actúan en la constante transformación del espacio, generando la sensación de que cada día es diferente al anterior. Buen ejemplo de ellos son los juegos de luces y sombras que proyectan la fuente, la parra, la veleta o los árboles circundantes. También el uso del color con todos sus contrastes de luz o las ventanas que enmarcan distintas panorámicas del paisaje. De esta forma, la intervención ha sido pensada al detalle para potenciar la diferenciación y la memoria de las personas mayores que visitan cada día este nuevo centro.
Arquitectura como bienvenida
La ampliación de Casa el Clau ha sido proyectada desde la absoluta empatía y hospitalidad. Para ello, Arqtistic ha entendido la arquitectura del espacio como un factor clave para dotarlo de calidez, uniendo las diferentes zonas de la edificación preexistente bajo una cubierta de tejas curvas de terracota. Además, un ascensor y diferentes rampas garantizan ahora la accesibilidad universal a todas las estancias del interior.
La fachada está vestida por múltiples ventanas y ventanales que facilitan las circulaciones mientras integran el patio en el interior. Diferentes salas y habitaciones que miran al exterior y permiten que los usuarios disfruten al máximo de la calma y la plenitud que transmite la naturaleza.
Una paleta cromática que se mimetiza con el paisaje
El uso del color ha sido un elemento clave en esta intervención. A través de él, se diferencian los espacios preexistentes de los ampliados. Los materiales de cal y mortero, el ladrillo visto y las tejas árabes del edificio original contrastan con la nueva edificación. Las parades color rojo tierra evocan las montañas de la comarca de La Vall d’Albaida donde se encuentra esta bonita sierra.
El espacio de llegada, con sus amables arcos de entrada, sorprende con un amarillo que habla de ese sol mediterráneo. Los corredores de color blanco cielo continúan el mismo lenguaje estético generando transiciones fluidas a través de sus curvas.
La diferenciación de los espacios a través de su paleta cromática ayuda a guardar los recuerdos mientras rinde homenaje a la riqueza de la naturaleza valenciana.
Fotografía: Mariela Apollonio