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Cabaña Masdeu

Rehabilitación de una casa de piedra en Camprodon incrustada en la roca.

La rehabilitación de una antigua casa de piedra de un pastor en un entorno rural privilegiado es el mejor ejemplo de cómo se puede actualizar la arquitectura vernácula. Materiales locales, un estudio del plano y un diseño minimalista es todo lo que esta casa necesitaba para recuperar la habitabilidad y la conexión con la naturaleza.

Una cabaña con historia

En la Vall de Camprodon (Girona), hay un pequeño pueblo de origen medieval cargado de historia. Se trata de la Roca de Pelancà, una pequeña aldea de apenas 50 habitantes, que tienen el lujo de vivir en uno de esos pocos lugares designado como Bien de Interés Cultural. Esto significa, entre otras cosas, que pueden disfrutar del magnífico patrimonio artístico de los alrededores, desde iglesias románicas a los restos de una antigua fortaleza que data del s. XII. Las vistas a la Roca y al valle también son espectaculares.

Casa de piedra con ventanales

Una de las atracciones de la zona son las cabañas de pastor. Construcciones realizadas con piedra seca, una técnica típica de las poblaciones rurales y característica de los países mediterráneos. Consiste en el apilamiento de piedras sin el uso de mortero para su fijación.

El estudio de Mireia Masdeu y Corrales se ha encargado de la rehabilitación de una de estas cabañas del s. XIX. Aparentemente, es una edificación como las demás, pero esta en concreto tiene su propia historia, que la convierte en un símbolo de la vida en la comarca: fue el hogar del reconocido pintor surrealista Joan Ponç (donde tenía su estudio) y, además, fue construida parcialmente con rocas del antiguo castillo.

Cómo reformar una cabaña

Uno de los retos principales para poder rehabilitar la cabaña fue la reordenación de un plano estructurado a diferentes alturas, con la intención de aprovechar cada rincón y de modernizar el diseño. Para ello, se decidió abrir todos los espacios y unirlos entre sí, buscando una circulación fluida y cómoda entre las diferentes estancias. Por otro lado, se abrieron nuevos ventanales para conectar al máximo el interior con el exterior.

salón con chimenea blanca

Precisamente para lograr esta fusión entre el interior de la vivienda y el entorno circundante, se optó por la creación de amplios ventanales que permitieran disfrutar de las vistas a la Sierra de Caballera, que se encuentra justo delante de la casa. Manteniendo la esencia de la cabaña y la fisonomía rústica de la estructura (especialmente la fachada, en la se han conservado los porticones de madera originales), se alargaron los vanos en el muro para que la luz hiciera más habitables los noventa metros cuadrados de la residencia.

sofá blanco y gris esquina, techo con vigas de madera

El salón ejemplifica el resultado principal de esta reforma, en la que se ha trabajado a tres niveles escalonados. Se trata de un acogedor espacio con una repisa en voladizo contorneando el muro, con espectaculares vistas del exterior y de la chimenea. El sofá en L en tonos neutros contrasta con el verdor del exterior y con la madera de las vigas del techo. Los espacios capaces de transmitir calma no suelen albergar demasiado objetos, y en este caso, se ha optado por una sencilla alfombra de yute y la icónica lámpara portátil Cesta de Miguel Milá en dos tamaños diferentes.

sofá de obra blanco y gris, salón con techo bajo de madera
plantas de interior para el salón, cortina blanca

Una reforma con distintas alturas

Unas escaleras de chapa de hierro lacadas en negro son el hilo conductor hacia el segundo nivel. Allí está la cocina y un sencillo comedor con un banco corrido, que le convierte en la estancia con mayor altura de suelo a techo (en total, la casa tiene casi 7 metros de alto de paredes de piedra y cristal). En la que la decoración sigue la misma línea: fibras naturales en la lámpara colgante, madera y textiles en tonos crudos para las cortinas y los cojines de los asientos. Una gama cromática que aporta serenidad y que sin embargo, contrasta con el verde del paisaje.

cocina en pasillo con encimera negra
comedor en la cocina con banco corrido y lámpara de fibras

En el nivel inferior se encuentra el dormitorio y el baño, donde la presencia de la roca de la montaña es la protagonista absoluta. Para integrar su textura y su forma pero sin comprometer los metros disponibles, se optó por otra solución arquitectónica milenaria: el muraxabi. Es un tabique de madera entrelazada en forma de celosía que sirve para separar ambientes, y que, en este caso, también hace las veces de cabecero.

panel de madera cabecero de cama, pared de piedra

También se aprovechó la altura para hacer un cuarto nivel colgado de la roca, con un altillo abierto donde hay dos camas.

Por último, el baño es el espacio más sorprendente, ya que es donde la piedra está más presente. Se aplicó microcemento blanco en pavimento, paredes, ducha y bañera. Sin duda, un original revestimiento que envuelve la piedra resaltando su textura gracias a una estudiada iluminación indirecta.

baño microcemento blanco y piedra

Fotografía: Del Rio Bani

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