Un hotel que evoca la fuerza del paisaje tropical de la costa de Tenerife.
Alfaro-Manrique Atelier desdibuja los límites entre tierra y océano en la rehabilitación del hotel resort Costa Adeje en Tenerife. Un claro homenaje al colorido y la rica vegetación de la costa canaria.
Borrar las líneas entre arquitectura y paisaje
El renovado Costa Adeje Suites es un resort que cuenta con cerca de 34.000 m2 y 440 habitaciones divididas entre un hotel familiar y uno exclusivo para adultos. Un ambicioso proyecto de reposicionamiento y rehabilitación que ha llevado a cabo el estudio Alfaro-Manrique Atelier.
El nuevo imaginario de este exclusivo hotel habla de su privilegiado entorno, de la fuerza del paisaje de la costa tinerfeña. La vegetación tropical del enclave se cuela en el interiorismo de Costa Adeje hasta convertirse en su hilo conductor. Los tonos verdes se funden con los azules y aguamarina, mientras potencian los colores terrosos y ocres o los negros y grises de sus rocas y arenas. De esta forma, el estudio desdibuja en el interiorismo los límites entre tierra, flora y océano con una paleta cromática que cose el espacio en su totalidad.
Los grandes volúmenes preexistentes se nutren de este nuevo cromatismo. Las blancas fachadas de la costa y la escala de grises que proviene del basalto local impregnan cada rincón de las zonas comunes, pasillos y techos de terraza. Un vibrante complejo vacacional en plena armonía con su entorno.
Elementos vernáculos, historia local
Si bien es cierto que Alfaro-Manrique ha diseñado casi en su totalidad el mobiliario que viste el espacio, también ha querido homenajear la arquitectura autóctona introduciendo importantes recursos locales. Ejemplo de ello es la extensa superficie de techos que reinterpreta los interiores vernáculos imbuidos en lo natural.
Las zonas comunes y la amplia recepción cobran forma a través del característico basalto oscuro canario. Además, en ellas se dibuja un juego geométrico de formas orgánicas que dota a los espacios de una atmósfera elegante y sofisticada.
En su particular oda a la tradición y la historia tinerfeña, el estudio ha empleado en su materialidad maderas locales, cerámicas artesanales, fibras naturales y tapices vegetales.
La luz delimita los espacios
La recepción de este resort se presenta como una gran caja de vidrio que une el hotel familiar y el de adultos. Un punto de encuentro y relación que evoca la estética de un invernadero y genera los diferentes ambientes con luz tamizada.
Unas grandes bancadas de lamas perimetrales sorprenden al transformarse en celosías curvadas que filtran la luz natural. Estas se coronan con grandes lámparas ornamentales y globos suspendidos con cinchas de cuero diseñados ad hoc por el estudio.
Un hotel entre dos mundos
Costa Adeje propone diferentes puntos de encuentro y de restauración. El carácter botánico, la vegetación, la geometría y los colores son comunes a todos ellos. Pero, además, el espacio integra dos universos diferenciados: el hotel para adultos y el hotel familiar.
El interiorismo del hotel para adultos habla del océano. En él, predominan los colores marinos, azules y aguamarina oscuros. El hotel familiar evoca el paisaje del interior tinerfeño, donde imperan los matices térreos y rojizos.
La transición entre ambos es armoniosa y equilibrada. Genera un ambiente sereno, relajado y confortable gracias a la materialidad elegida. La presencia de la madera, las lámparas de fibra natural, los cabeceros cerámicos y de linos verdosos de las suites o las cerámicas tradicionales de los baños materializan la esencia del paisaje tropical canario en su interior.
Fotografía: Guillermo Pozuelo