Carles Enrich transforma una antigua iglesia en el centro de artes escénicas Santa Eulàlia.
El estudio dirigido por Carles Enrich ha adaptado la antigua iglesia del municipio barcelonés de Gironella, en el centro cultural para las artes escénicas 'Espai Santa Eulàlia'. Un edificio con origen de mediados del siglo XIV, que a lo largo de sus seis siglos de historia ha sufrido innumerables cambios de uso hasta convertirse en el espacio público para la cultura que ahora es.
Iglesia, vivienda, taller, bar… ¡y fábrica de fideos!
La historia del edificio es muy diversa. El año 1907 marca el comienzo de su uso civil, que implica una serie de alteraciones de la arquitectura y distribución para su reacondicionamiento. Tras utilizarse como vivienda y taller de carpintería, en 1924 se convierte en fábrica de fideos. Su transformación posterior en bar propició en derribo del pavimento original, sustituido por una solera de hormigón para facilitar el paso de desagües y canalizaciones. Ya en 1971, el Ajuntament de Gironella recupera el edificio en un precario estado de conservación, tras la cesión del antiguo propietario.
Un poco de historia
En 1984, el Servicio de Patrimonio Arquitectónico Local de la Diputación de Barcelona realiza la reparación de la cubierta como intervención de urgencia. Dos años después, el 1986, un proyecto de Víctor Argentí restaura el edificio para adecuarlo a un uso público de sala polivalente. En esta última intervención se realiza un derribo de la compartimentación añadida a lo largo de los últimos años, incluyendo el altillo del absis. Se sustituye la antigua fachada de la calle Olvan por un cerramiento acristalado translúcido y se introduce una estructura de madera a modo de estantería-archivo en el interior.
Nuevo Espai Santa Eulàlia para las artes escénicas
El mal estado del edificio y la falta de servicios e instalaciones hacen que en 2016 se reformule el espacio para desarrollar actividades culturales vinculadas a las artes escénicas, especialmente la danza, música y teatro. Esta actuación forma parte de un programa de recuperación de edificios existentes impulsado por el ayuntamiento local.
Análisis de las preexistencias
«El proyecto parte de un exhaustivo análisis de las capas que se han ido sedimentando a lo largo de la historia», cuenta Carles Enrich. El arquitecto señala cómo el nuevo uso requiere la inserción de unos servicios adaptados, así como la actualización de las instalaciones para cumplir con las normativas actuales de espacio público. También ha sido necesaria la sustitución urgente de los cerramientos y pavimentos originales, muchos de ellos en avanzado estado de deterioro y que amenazaban con filtraciones y humedades.
Recuperación del espacio central
Para ampliar el espacio útil disponible, una de las actuaciones principales consiste en recuperar la nave central. Puesto que el nuevo uso no requiere de archivo, se eliminan las estanterías y se destinan las capillas cerradas a almacenaje. Además, se añade un pavimento de madera de abedul en la parte central para favorecer los ensayos de danza y teatro y garantizar el buen asilamiento del suelo. Para evitar los recortes, se utiliza un segundo pavimento continuo de mortero autonivelante en todo el perímetro que permite adaptarse a las geometrías de los muros de piedra.
Nuevos servicios
Otra parte fundamental de la intervención es la incorporación de un paquete de servicios situado en una de las capillas para garantizar la accesibilidad. Este se concibe como una caja de madera de contra-aplacado de pino con un cerramiento de rastreles de pino que esconden la puerta. El sistema de calefacción de suelo radiante, que debido a su inercia no era efectivo para usos eventuales, se sustituye por un sistema de renovación por aire. Este impulsa aire caliente desde el suelo a través de una reja que delimita el pavimento de madera de la zona central.
Incorporación del paisaje urbano
Como último, se interviene en el perímetro exterior, sustituyendo el cerramiento translúcido de las fachadas por un vidrio transparente. Así, se amplía el campo visual, se aporta luz natural durante todo el día, y se incorpora la calle como segunda fachada. Además, se refuerzan y añaden estructuras verticales para generar un ritmo y una modulación de vidrios más pequeños y fáciles de reemplazar en caso de rotura.
El cerramiento se completa con una cortina de tela interior que permite gestionar la iluminación y mejorar la acústica y el aislamiento en función de los actos que tengan lugar allí. La permeabilidad de este cerramiento potencia el carácter publico del Espai Santa Eulàlia, entendido como una extensión del paisaje urbano.
Fotografía: Adrià Goula