Box, una rehabilitación de volúmenes fluidos y tensión de contrastes.
El proyecto de rehabilitación llevado a cabo por el estudio de Tiago Sousa, juega con las tensiones entre la arquitectura original y los volúmenes contemporáneos. El resultado es una vivienda unifamiliar de 150 metros cuadrados en la que el espacio habitable fluye hacia el exterior.
Box, de Tiago Sousa
Con referencias a la arquitectura tradicional y original de la región Paredes de Coura, en Portugal, y elementos contemporáneos, la magia de este proyecto de rehabilitación firmado por el estudio de arquitectura de Tiago Sousa está en la tensión de los contrastes. Esta vivienda de 150 metros cuadrados ofrece, desde sus fachadas, un constante diálogo entre lo viejo y lo nuevo. El edificio se relaciona así con su entorno y su contexto, con elementos rudos y rurales, que mantienen parte de la estructura original. A su vez, se añaden nuevos volúmenes contemporáneos «con la intención de provocar sentimientos contradictorios en el espectador», explican desde el estudio. La historia y la memoria se renuevan con los impulsos de la vida contemporánea.
Ayer y hoy, en materia y forma
El proyecto BOX, ubicado en la localidad de Romarigães, se presenta desde el exterior con elementos de la típica casa Minho, tradicional de la zona. Una especie de «plaza rural», como lo describen desde el estudio, «poco sofisticada, pero encantadora». La piedra original sigue siendo una de las grandes protagonistas de su materialidad. Sin embargo, el ladrillo visto y ventanales con geometrías innovadoras aportan el toque contemporáneo que le da personalidad.
Por otro lado, el tejado a dos aguas desaparece para dar lugar a un nuevo volumen de líneas rectas. Una nueva capa del siglo XXI que actualiza, sin hacer de menos, a la capa original.
Escalera escultórica
En el interior todo está articulado en torno a una escalera de carácter escultórico que añade un nuevo material: el hormigón. Este elemento, que comunica las dos plantas de la vivienda, aporta diseño y emoción a los espacios interiores. Su diseño fluido y curvilíneo la convierten en una pieza ornamental, especialmente en la planta baja.
La planta baja es un espacio abierto en el que salón, comedor y cocina permanecen divididos solo por elementos de mobiliario e interiorismo. La propia escalera actúa como divisor entre el salón y las otras dos estancias. Todas ellas están organizadas de norte a sur en secuencia, teniendo como protagonista un volumen de almacenamiento central cerrado. Esta pieza, revestida de madera, actúa además como barrera que protege el área de la cocina.
La planta superior: zonas privadas
La planta superior se divide en dos dormitorios y un baño. Una en el alzado norte y otra en el sur. Ambas habitaciones son simétricas, con las mismas dimensiones, respetando la proporción que se mantiene en toda la planta y genera armonía y equilibro.
Todos estos espacios, dormitorios, baño y trastero, son cerrados e independientes. «Por ello, y con la intención de simplificar el interior, cubrimos con revestimiento de madera natural (“sapelly”) tanto paredes como puertas para crear superficies más uniformes y abstractas», explican desde el estudio de Tiago Sousa. Incluso el marco y los tiradores de las puertas pasan desapercibidos en este revestimiento.
La relación entre exterior e interior
Con el objetivo de que la luz natural y las vistas al exterior formen parte de los espacios, se ha logrado una amplia superficie acristalada gracias a las numerosas aperturas creadas en la fachada. «El espacio habitable fluye hacia el exterior a través de una gran superficie acristalada otorgada por otro elemento horizontal de hormigón que controla simultáneamente la intensidad de la luz solar». La coherencia resultante, para integrar la arquitectura en el contexto, hace de este proyecto un diseño compacto y rotundo.
Fotografías: Ivo Tavares Studio