Una cocina turquesa, una claraboya y escaleras de hierro en Casa HE.
Caterina Allès y Daniel Pons, los fundadores del estudio Líniarquitectura, están detrás de la Casa HE. Ubicada en Mahón (Menorca), está definida por un volumen central como eje organizador. En su interior, además de una gran claraboya, destacan tanto los tonos tierra como un vistoso color turquesa.
Un hogar muy funcional
Cuando Bernat, el actual propietario de la llamada Casa HE, contactó con Líniarquitectura, el estudio menorquín se embarcó en un gran reto. En realidad, la premisa con la que trabajan sus fundadores, Caterina Allès y Daniel Pons, no es solo diseñar viviendas, sino espacios de felicidad. Y, con este proyecto, han alcanzado con creces su objetivo.
En primer lugar, Bernat llamó al despacho porque quería reformar y ampliar un garaje para convertirlo en su vivienda en Mahón, en Menorca. Por esto mismo, dieron importancia a mantener el uso del garaje para su negocio y recuperar el patio existente, lleno de construcciones auxiliares.
Partiendo de una planta rectangular más bien estrecha, desde un buen principio el estudio optó por definir un volumen central como eje organizador de la vivienda. Por supuesto, dicho volumen sirve de contenedor para todas las instalaciones.
Tal como explica Líniarquitectura, «adosando los elementos necesarios para el programa a ese volumen central, obtuvimos una funcionalidad simplificada. Además de aportar una definición de uso a cada espacio«.
Recreando un patio interior lleno de luz y color
Primero, Allès y Pons apostaron por un cambio de pavimento frente al volumen, el cual acentúa el doble espacio propuesto de la vivienda. Seguidamente, incorporaron una gran claraboya que garantiza que la luz natural reine siempre a sus anchas los 365 días del año.
En su conjunto, todos los elementos aluden a un patio interior dentro de la casa. Este patio cuenta incluso hasta con una pasarela de cristal con balcón. El recurso, sin duda, estéticamente es igual de efectivo que sumamente acogedor.
Todo ello permitió al estudio introducir materiales como el hierro. Por ejemplo, en la escalera y las barandillas. Sin embargo, como indican sus artífices, no fue precisamente fácil «encontrar el justo punto de oxidación que dan ese color y personalidad a la vivienda». Finalmente, tras varias pruebas y pensar en diversas opciones, dieron con la solución más indicada.
Por último, cabe destacar que los tonos tierra y teja, así como el color turquesa de la cocina y el baño, son el hilo conductor de la arquitectura y el interiorismo.
Como resultado, esta casa atemporal y abierta tiene la capacidad, también, de ir adaptándose a las futuras nuevas necesidades de su propietario.
Fotografías: Laura Tomás de Shot Menorca