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Mas-Ram, la visionaria casa-estudio setentera del arquitecto Alfons Soldevila.

Flexible, sostenible y con un nivel de eficiencia energética anticipado a su tiempo. Así es Mas-Ram, la vivienda y estudio del arquitecto Alfons Soldevila en Barcelona. Proyectada entre 1969 y 1971 por él mismo, junto con Josep Mará Massot y Miquel Donada, cuenta con unas espectaculares vistas al mar y muchos, muchos, pósteres, recuerdos y objetos de coleccionista.

Visa del salón de la casa Mas-Ram de Alfons Soldevila y sus acumulaciones de objetos y recuerdos

Construida en Barcelona entre los años 1969 y 1971, la casa Mas-Ram es todo un ejemplo de arquitectura flexible, sostenible y de eficiencia energética anticipada a su tiempo. Un proyecto que buscó la creación de entornos cómodos donde vivir y trabajar. El espacio acoge en la actualidad el estudio de arquitectura SSS  Soldevila Soldevila Arquitectes, fundado en 2008 a partir de la fusión de los tres despachos de Alfons Soldevila, padre e hijo, y de David Soldevila.

El estudio de SSS Soldevila Soldevila Arquitectos

Una vida natural con ambientes interiores flexibles

Una pérgola de policarbonato cubre la terraza de la casa y recoge el sol. La casa es un ejemplo de sostenibilidad y eficiencia energética

Se construyó dentro de un conjunto de dos viviendas que comparten un muro; eso sí, la del fondo se hizo más alta para que disfrutara también de vistas al mar. Para su diseño, Alfons Soldevila priorizó la optimización del espacio para crear ambientes interiores flexibles y a la vez avanzar, ya en los 70, con un espíritu visionario a un estilo de vida natural y armónica.

La casa se abre a una terraza cubierta con una pérgola

Mas-Ram consta de dos partes: un espacio doméstico donde se encuentran los dormitorios, sala de estar el comedor y servicios; y los espacios complementarios como el sótano, que acoge el estudio y la terraza con una pérgola, pensada como un colector solar.

Un contenedor conecta todos los espacios de la vivienda

Vista de la fachada del contenedor que alberga la casa y el estudio de Alfons Soldevila, Mas-Ram

La casa y estudio de Soldevila se han creado dentro un contenedor de 4x16m. Muy aislado y de planta rectangular. Es más alto que ancho, así permite crear subdivisiones a distintas alturas, y conectar distintos espacios. Las paredes que forman el contenedor están realizadas de bloque de mortero ytong (un material que ya no se fabrica). Cada cinco hileras hay unas franjas horizontales que sobresalen a cada lado del plano de la pared. Debido a la escasa consistencia de este muro, se refuerza con unos zunchos (refuerzo metálico, tipo abrazaderas). Así, el contenedor queda unido tanto en vertical, como en horizontal.

Doble altura y vistas al jardín

La presencia de un zuncho cada 1,20 m está pensada para poder hacer un uso flexible. También en esto Alfons Soldevila se anticipó a su momento, del espacio tanto doméstico, como de trabajo, que ocupa el nivel inferior. Esto permite la posición desnivelada de los forjados, comunicados mediante escaleras de madera de un tramo situadas a los lados del espacio en doble altura.

Dede arriba vista de la zona de salón abierta a la terrada

Las aberturas verticales también le permitieron colocar los forjados a diferentes niveles. Esto consiguió que todos los espacios de la casa, desde la cama a la bañera, tengan la vista abierta al jardín. Estas aberturas  cortan de arriba abajo la fachada del contenedor, que se abre a una terraza protegida con una pérgola transparente de policarbonato y se adapta a la forma curva de la estructura.

Escañeras de madera y una vista de la acumulación de objetos en la casa Mas-Ram de Soldevila

La madera es el único material

Este contenedor resulto súper económico, ya que el material con el que se construyó el muro sirve como aislante térmico y como acabado interior y exterior. Los forjados son muy ligeros. Son un machiembrado de madera y se optimizaron al máximo, ya que también se utilizaron como revestimiento de techo y suelo. La elección de la madera como único material se hizo por razones de peso y para no crear sombras en la plantas inferiores. Los tabiques de separación, por ejemplo, son puertas como las que se usan en cualquier casa, ya que su carga es mínima.

Desde la zona de estar unas escleras de madera conducen a la altura superior

Todas las instalaciones de Mas-Ram quedaron a la vista. Los acabados exteriores son de plantas trepadoras, excepto el de la parte frontal, donde se encuentra el colector solar. La vivienda, que en cierto modo recuerda a un barco por la disposición, la madera y las escaleras, cuenta con unos particulares acabados interiores. Son los dibujos, pósteres, planos, pinturas y demás objetos que forman parte de la memoria de los propietarios de la vivienda.

Vista de uno de los pasillo de la casa Mas-Ram de Soldevila, el baño al fondo

El culto al objeto

Esta gran acumulación de objetos, colecciones, dibujos, obras de artistas, planos y recuerdos desde los años 70 da una idea de la intensa historia vivida entre estos tabiques. También del espíritu colector de sus propietarios. Desde una colorista colección de latas de bebidas, hasta piezas cerámicas o de madera o piedras. Ningún centímetro queda libre de su afán acumulador, algo casi más propio de las personas con un ADN creativo y la obsesión artística, que de los arquitectos que, en general, suelen optar por espacios más depurados y minimalistas.

Todos los espacio, incluido este baño con yacuzzi, rojo, tienen vistas al exterior y el jardín

La casa también llama la atención por su calidez y su luz. Fue pensada por Alfons Soldevila de manera que todas y cada una de las habitaciones, incluidos pasillos, o este baño con un llamativo jacuzzi rojo, y decorado con distintos pósteres, tuvieran vistas privilegiadas al jardín y la naturaleza.

Detalle de la decoración del baño de la casa Mas-Ram de Alfons Soldevila

Por último, destacar que la fotógrafa Marcela Grassi, autora de las fotos de este reportaje de la casa Mas-Ram, fue alumna de Alfons Soldevila. Es más, le debe a él su especialización como fotógrafa de arquitectura. “Alfons Soldevilla ha sido mi mentor y hoy todavía lo es», explica Marcela. «Aprendí de él la mayoría de mis conocimientos cuando estudiaba arquitectura. Fue, además, quién me animó a saltar a la fotografía arquitectónica. Fotografiar su casa no fue solo un trabajo más, ya que me siento muy agradecida por todo su apoyo”. Algo que, sin duda, ha trascendido y se percibe en las cálidas y sugerentes imágenes.

Fotografía: Marcela Grassi

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