Shay, una elegante puesta en escena para tomarse un cocktail.
Corazón de la escena culinaria en Montreal, la Notre Dame Street del concurrido barrio de Griffintown, alberga un nuevo espacio gastronómico. Tras las fachadas de ladrillo rojo y piedra gris que recorren la calle, el estudio canadiense IVY ha creado un interiorismo único para un espacio llamado Shay.
Shay
Concebido como un salón de té y bar de vinos del Medio Oriente, Shay inspira su interiorismo en una puesta de sol sobre el desierto sirio. Con suelos de hormigón en un suave color rosa polvo y paredes de yeso texturizadas en color blanco roto, se llena de formas sinuosas. Igual que los cañones erosionados por el viento, estas se curvan a través del espacio, guiando a los visitantes por las distintas salas.
Nada más entrar, un mostrador pintado en colaboración con un artista local, y que reproduce unas descoloridas montañas, recibe al visitante. Junto a él, emerge la monumental barra de mármol azul y violeta. El equipo canadiense de IVY Studio la ha coronado con una lámpara metálica en un llamativo color frambuesa que la recorre en toda su extensión.
Informal de día, íntimo al caer la noche
Bancadas curvas de terciopelo azul ofrecen un lugar informal donde tomar el té durante el día. Por la noche, el mismo espacio se transforma un un acogedor rincón donde disfrutar de un cocktail.
Elevado sobre una plataforma de caoba, el comedor principal ofrece una experiencia más íntima. Bancadas envuelven un espacio cuidadosamente iluminado, donde pequeñas lámparas de mesa hechas a medida conviven con globos de gran tamaño que penden sobre las mesas aun mayores.
Cortinas transparentes en tonos beige envuelven la pared oeste del comedor y potencian la sensación de suavidad.
Comer bajo una carpa beduina
El techo de vigas de acero vistas pintadas de burdeos y los toldos blancos que cuelgan sobre las mesas reproducen una atmósfera similar a la de una carpa beduina o un mercado nocturno.
Fotografía: Alex Lesage