Una casa hecha desde dentro.
Una suerte de intervención quirúrgica, de dentro a fuera, es la que Daniel Zamarbique, de BUREAU, ha llevado a cabo en la Mr. Barrett’s house en Ginebra, Suiza.
El proceso de reforma, desde el interior, responde al carácter de la arquitectura doméstica de crear espacios de intimidad. Un entorno donde la privacidad, interacción y complejidad de las relaciones humanas se muestran sin tapujos.
Originalmente un viejo garaje, y más tarde dividido una planta baja destinada a coches y un pequeño apartamento en la primera, el edificio se ha vaciado por completo. «Sólo así se podía trabajar con total libertad desde dentro», señala el arquitecto. «Desmontado, el cuerpo superior de madera abandonó su posición original para ser reforzado y colocarse sobre la planta baja ya completamente reestructurado», añade.
Experiencia espacial
En sección, las dos plantas quedan vinculadas a través de juegos visuales y perspectivas cruzadas que enriquecen la experiencia espacial. El proyecto es fiel a la filosofía de trabajo de BUREAU. Especializada en arquitectura residencial, la firma «construye espacios a partir de vacíos donde los habitantes pueden experimentar su propia percepción en el espacio». Todo ello, con el objetivo de crear experiencias perceptivas que enriquezcan la experiencia de la habitabilidad.
En el caso de Mr. Barrett’s house, una piel de madera de abedul reviste un interior donde las conexiones visuales generan una gran variedad de puntos de vista. De esta forma, la casa trata de ser un actor dinámico para los futuros habitantes, participando de su día a día.
Al no ser construida para ningún propietario en particular, el nombre de la casa en Suiza, Mr. Barrett’s house, da respuesta a un usuario ficticio. Se trata del protagonista de la película de Joseph Losey, The Servant. Basado en la novela de Robin Maugham, el guión de Harold Pinter gira en torno a una casa donde se suceden una serie de relaciones muy complejas e íntimas. En ella, los espacios interiores materializan etapas de la dinámica relacional de sus habitantes, con espejos que muestran múltiples puntos de vista.
Arquitectura cambiante
Con una superficie de 70 metros cuadrados, esta casa en Suiza construye su historia y naturaleza con capas sucesivas que modulan su vida. «Esta es una de las razones de las creaciones de los agujeros redondos en fachada. Afirman su contemporaneidad, que desaparecerá con el tiempo y se convertirá en parte de la naturaleza vernácula del edificio. Es un proceso siempre cambiante que acepta el tiempo», señala el arquitecto.
El interior se aborda con cuidado y delicadeza. Entre los muchos detalles, la escalera dentro de una de las habitaciones superiores hace referencia directa al estudio de Aby Warburg sobre los indios Hoppi.
Fotógrafo: Dylan Perrenoud