H Arquitectes recupera la memoria de La Lleialtat Santsenca.
Las huellas del pasado dialogan con el presente en este emblemático edificio vecinal del barrio de Sants en Barcelona.
La íntima comprensión del valor histórico y arquitectónico de la construcción original, unida a un preciso conocimiento de su estado, ha sido el punto de partida de H Arquitectes para el proyecto de rehabilitación de este edificio colectivo.
Un poco de Historia
La Lleialtat Santsenca fue una cooperativa obrera fundada a finales del siglo XIX, creada por los vecinos del barrio barcelonés de Sants para hacer frente a los abusos de los comercios de la zona. El objetivo era conseguir alimentos a un precio más económico, en beneficio de todos los socios. Con el tiempo, la cooperativa obtuvo los suficientes recursos como para poder levantar un edificio propio en el número 31 del carrer Olzinelles. El edificio de La Lleialtat Santsenca data de 1928 y se debe al arquitecto Josep Alemany y Juvé, quien también diseñó la fachada del Molino.
Tras la guerra civil, el edificio fue expropiado y la cooperativa reabrió en 1941 bajo la supervisión de la Falange. En 1950 cerró y a partir de ese momento se sucedieron varios usos: fábrica de turrones, sala de fiestas Bahía (nombre con el que aún se conoce el edificio en el barrio)…
Después de un tiempo de abandono, el mes de diciembre de 2009 diferentes colectivos promovieron la recuperación para el barrio de este edificio emblemático. Finalmente, a través de un proceso de participación ciudadana se eligió el proyecto de H Arquitectes.
Objetivos y estrategia
Para H Arquitectes, trabajar sobre una preexistencia es una oportunidad tanto de reparación física de unos espacios deteriorados, como de recuperación histórica de un edificio emblemático. Por eso su propuesta trata de (re)aprovechar todos los elementos útiles de la edificación existente, derribando previamente lo inservible.
La construcción original se componía de 3 cuerpos, que presentaban carencias de salubridad y una mala conexión entre ellos. Para solucionar estos problemas se propuso un gran vaciado longitudinal, unificando los tres volúmenes y todas las salas—existentes y nuevas— mediante un recorrido gradual, desde las piezas más públicas hasta las más privadas. Tras esa operación se obtiene una suerte de calle interior, cuya continuidad, en el segundo cuerpo estructural, se alcanza maximizando el patio de luces existente. Finalmente, detrás del cuerpo estructural, un triple espacio contiguo al vaciado de los dos cuerpos previos remata la secuencia.
El atrio
La sucesión de vaciados configura un atrio que, mediante la aparición de ‘nuevas’ fachadas contrapuestas a las medianeras originales —con rastros físicos de toda la historia del edificio—, aporta luz y ventilación a todas las salas y se convierte en vertebrador de las circulaciones horizontales y verticales, aportando un nuevo potencial de uso para programas imprevistos.
En el atrio, un elemento destaca por encima del resto: el conjunto de pasarelas y escaleras inspiradas en los andamios de obra y, sobre todo, en el ‘Teatro Oficina’ de Lina Bo Bardi en Sao Paulo (1980-91).
La cubierta
Debido a que las cubiertas existentes no se podían aprovechar, sólo se conservaron las cerchas de la sala principal. Se levantó una nueva cubierta en todo el edificio asociada volumétricamente a los tres cuerpos estructurales: tres cubiertas a dos aguas de tecnología ligera, de policarbonato celular en las vertientes sur y de chapa aislada en las vertientes norte, que asumen requerimientos técnicos medioambientales y de climatización del edificio.
Fachadas
En relación a los paramentos interiores, se trató de preservar las medianeras existentes con su aspecto actual siempre que fuera posible.
Se hicieron apeos con vigas metálicas donde se necesitaban nuevas aperturas, y las puertas y ventanas originales innecesarias se tapiaron con ladrillo perforado que se dejó a la vista. Con este tipo de ladrillo, también sin revestir, se levantaron todos los muros estructurales nuevos.
Con respecto a la fachada exterior, se ha buscado preservar su aspecto envejecido, con su espectacular gama de ocres descoloridos. El paramento se ha limpiado y se han reparado las patologías existentes, pero en ningún momento se ha intentado recuperar el estado orginal. Para los autores del proyecto, el paso del tiempo es un valor que debe formar parte del alma de la nueva Lleialtat Santsenca, y la fachada es una expresión. Por el contrario, lo que se hace de nuevo parte de la tecnología (y la estética) contemporáneas. Se conservan todas las aberturas originales y se añaden carpinterías de acero con despieces que son el resultado de las necesidades interiores (ventilación, etc.).
Sostenibilidad
Se prevé que el edificio tenga muchos usuarios y posiblemente ningún responsable (conserje). También hay que tener en cuenta que se usará de maneras muy diversas y poco previsibles, tanto a nivel de horarios como de actividades.
Debido a este uso irregular se ha optado por un edificio que climáticamente funcione solo, a partir de estrategias pasivas basadas en la inercia (los espacios climatizados y semiclimatizados), el aislamiento (en los espacios climatizados), etc.
Sólo se han climatizado los espacios de uso estático, excluyendo el Atrio, asumiendo que será un espacio templado respecto al clima exterior, pero a menudo sin el grado de confort requerido en los otros espacios interiores.
El aumento de volumen de las cubiertas posibilita la captación solar: en invierno capta calor que se revierte mediante recuperadores; en verano se sobrecalienta el aire del estrato superior del Atrio, generando una convección muy potente que expulsa el aire caliente por las ventanas de las cumbreras, accionadas por sensores automáticos.
Durante el invierno los espacios climatizados expulsan el aire caliente templando el Atrio; en el tercer cuerpo, con excesivo asoleo, una cámara de aire ventilada con filtro solar permite optimizar la captación en invierno y en verano.
Fotografías: © Adrià Goula
La Lleialtat Santsenca
Carrer d’Olzinelles, 31
08014 Barcelona