Popeye se pone sofisticado en un restaurante de Barcelona.
La hazaña no es del mítico marinero, sino del estudio de Miriam Barrio. Cocina de estilo mediterráneo y un cocktail bar juntos. El truco está en los materiales y colores. Y también en el mobiliario: ecléctico pero con algunas piezas que se repiten en las dos áreas, marcando unidad y diferenciación al mismo tiempo.
Se trata de un espacio de tan solo 165 metros cuadrados. El proyecto requería de ciertos equilibrismos para integrar los dos ambientes. Una superficie diáfana era la mejor opción para ganar amplitud y unir los dos locales independientes sobre los que se asienta el restaurante.
La vegetación, en concreto las plantas, distribuyen las distintas zonas del comedor. El reservado adquiere privacidad detrás de una mampara traslúcida. Y el bar, por su parte, queda pegado a uno de los laterales.
Protagonismo para el color y el material
Los colores para el comedor son claros y neutros con el predominio de los azules y blancos. La madera, la cerámica de terracota y la rafia son los materiales protagonistas. Durante el día, la luz que entra por la fachada acristalada baña todo el local. Al caer el sol, las luminarias colgantes otorgan la intimidad del bar pero con un guiño al personaje a través de las cuerdas que las sostienen.
La barra y el reservado se decantan por colores oscuros y materiales como el mármol para conseguir un aire más refinado. Lo mismo ocurre con los baños, donde la cerámica ‘se vuelve’ negra.
Los dos ambientes se integran a su vez compartiendo determinadas piezas de mobiliario, como las enormes lámparas en forma de octágono. Aunque incluso en este caso la distinción continua siendo la norma. Las del comedor son de color blanco y azul, mientras que las del reservado van a conjunto con la madera de la gran mesa que preside este espacio.
La imagen de marca es otro elemento compartido con diferente tratamiento según la zona. Nos referimos a las espinacas, todo un homenaje a un personaje que ya ronda el centenario. La ilustración de Francesc Moret aparece en diversas partes, y alcanza su mayor punto de sofisticación en el techo luminoso de la entrada. Sólo así se entiende que Popeye acceda a un cocktail bar de Les Corts.
Fotografías: Maria Pujol
Restaurante Popeye
Carrer del Taquígraf Martí, 32
08028 Barcelona