Interiorismo con muralla incluida. El peso de la memoria.
Muralla romana
Objeto desde el siglo XVII de numerosas intervenciones, el edificio estaba originalmente atravesado por el trazado de la antigua muralla romana de la ciudad condal. Y ésta quedó a la vista en algunos puntos tras una reforma el año 2006. Tras descubrir restos de muralla en la planta baja y «atraídos simultáneamente por el origen y por lo presente, por lo que fue y por lo que está siendo, por la memoria y por la mirada», los arquitectos comenzaron este proyecto.
La intervención actúa sobre todo el edificio, con dos locales comerciales en la planta baja y dos viviendas; una en planta primera y otra en segunda y tercera. Ambas vuelcan sus vistas a la calle y un patio central común. Desde él, se accede a la vivienda inferior.
Potenciar el patio
El proyecto, que quiere potenciar el patio y recuperar la sección original del edificio, abre ventanas a este espacio central. Se favorece así el soleamiento y la ventilación natural de las viviendas. Se genera así, también, un interesante juego de perspectivas cruzadas en su interior.
El acceso a la vivienda de la segunda planta se produce a través de una escalera situada al fondo de la parcela.Elemento que comunica la planta baja con la segunda y tercera. De esta forma, se logran independizar los accesos a cada una de las viviendas y privatizar el uso de los espacios exteriores: el patio para la planta primera y la terraza para las dos siguientes.
En el interior de las viviendas se ha optado por elementos prefabricados a modo de de cajas o muebles. Éstas, además de dividir los espacios, albergan las funciones necesarias para cada estancia. Introducen una superposición de capas nuevas y viejas. Y descubren el proceso del tiempo y las presencias más profundas del edificio.
Fotografías: José Hevia