Nozomi Sushi Bar: Masquespacio trae todo Japón a Valencia.
Y cuando en el título del post decimos todo, nos referimos a t-o-d-o: desde la comida, a una típica calle de Kyoto, pasando por un campo de cerezos o un tren de alta velocidad. Un pequeño universo en un local de 233 metros cuadrados en el que Masquespacio conjuga, como siempre, imagen de marca e interiorismo.
Ver más proyectos de Masquespacio publicados en diarioDESIGN.
Como cualquier proyecto que aborda Masquespacio, el Nozomi Sushi Bar partió de un exhaustivo estudio del tema – en este caso la cultura japonesa y su gastronomía – después de que José Miguel Herrera y Nuria Morell, dos amantes de todo lo nipón, decidiesen convertir su pasión en negocio.
Los proyectos de Masquespacio siempre se asientan bajo un concepto muy trabajado de imagen de marca, donde el nombre del local suele ser un punto de partida o el resumen del trabajo llevado a cabo.
En este caso, el nombre define el proyecto. Nozomi significa ‘sueño cumplido’ en japonés pero al mismo tiempo es el nombre que se le dio a un tren bala de alta velocidad. Esta dualidad es el eje alrededor del cual gira el proyecto.
Masquespacio es especialista en traducir ideas, imágenes y conceptos. Por ello, la dualidad del nombre se presenta de dos formas: como ‘clásico emocional’, por lo referente al sueño cumplido, y ‘contemporáneo racional’, por lo del tren.
A partir de ahí, la dualidad se aplica a todo. Por ejemplo, en la tipografía. De un lado está la escritura japonesa – la parte clásica – y, del otro, la tipografía occidental, que sería la parte contemporánea.
La dualidad también se aplica a los materiales. Para la parte contemporánea – presente en las paredes, techos y suelos – han elegido hormigón concreto y una paleta de grises. Mientras que en la parte clásica predomina la carpintería, hecha a mano con madera cerejeira y de roble. La propia fachada es la mejor tarjeta de presentación de esta mezcla al combinar hormigón y madera.
La fachada también nos da una pista de lo que vamos a encontrar dentro: una casa, un restaurante y hasta un barrio. Un propósito muy ambicioso que han logrado con una distribución muy simple: colocando un cubo en el centro de una primera sala, que, por una parte sirve de zona de reservado, y por otra crea un pasillo a cada lado que conduce a una segunda sala, donde se encuentra el comedor general y la barra. El flujo continuo y abierto de los pasillos y los espacios cerrados del reservado son muy típicos de la arquitectura nipona.
A partir de esta distribución, viene todo lo demás. Los pasillos serían las calles, y los diferentes módulos se interpretan como un mercado, casas y una farmacia. El comedor general, por su parte, es un precioso patio donde, por supuesto, las flores de cerezo – inspiradas en las técnicas del origami – florecen por todas partes. ¿Qué mejor lugar que debajo unos cerezos para disfrutar de las delicias que se venden en el puesto ambulante de sushi tradicional, o sea, la barra.
“La idea es hacerle vivir al cliente la experiencia de pasear por una calle japonesa, dejándose sorprender por su belleza y emocionándose con todos sus detalles constructivos, antes de llegar a la sala principal donde podrá disfrutar de comida sushi auténtica”, explica la diseñadora Ana Milena Hernández.
En cuanto al reservado, las ventanas de lamas permiten que el cliente no se quede aislado de todo lo que ocurre en el patio. Por otra parte, las lamas y la iluminación crean un juego de sobras, también típico de la estética oriental. La iluminación, por cierto, está inspirada en el Japón más minimalista.
Fotografías: David Rodríguez y Carlos Huecas de Cualiti.
Nozomi Sushi Bar C/ Pedro Tercero el Grande, 11 Valencia
Otros créditos:
Sillas & tapicería: Missana
Otras tapicerías: Kvadrat
Directora Creativa: Ana Milena Hernández Palacios
Creativa junior: Nuria Martínez
Arquitecta junior: Virgínia Hinarejos
Gráfico junior: Jairo Pérez, Ana Díaz