Es Pou, una pequeña casa de campo en Formentera.
El arquitecto Marià Castelló firma el proyecto de esta pequeña casa de campo con la que rinde homenaje a la arquitectura vernácula de Formentera. La vivienda, de 70 m2 y un porche de 24, está enclavada en Mas Pou, una finca tradicional, en el centro de la isla, rodeada de cultivos de trigo y avena.
Es Pou, Formentera
Es Pou de Can Marianet Barber es un topónimo histórico del interior de la isla de Formentera. Una parcela rural en la que se ha enclavado esta pequeña casa de campo. La intervención se ha realizado en la zona oeste de la finca. Está orientada a sur y protegida del sol de poniente por una masa de vegetación. Libera así la zona más fértil para mantener la actividad agrícola. Junto a la casa, destacan las trazas de los clásicos muros de piedra seca centenarios, orientados hacia el sur. También un área preparada para recuperar el agua de lluvia en un aljibe.
Una construcción blanca, horizontal y en tres volúmenes
Este último proyecto de Marià Castelló, dirigido junto su socia, Lorena Ruzafa, se caracteriza por su sencillez, su apego a la tierra y a la vida slow, que matiza con una mirada contemporánea. Los dos arquitectos nacidos en Formentera, conocen perfectamente la isla, sus singularidades climáticas y su arquitectura. A la que se pliegan, admiran, respetan y suman un plus de eficiencia técnica y alta tecnología. Aunar vanguardia y tradición va implícito en el espíritu del estudio.
Esto se refleja en la construcción realizada mediante tres volúmenes que, ordenan el programa para reducir la escala e integrarla en el paisaje balear. Blanco y horizontal, como mandan los cánones. De sur a norte, el primer cuerpo aloja un porche que ofrece la protección solar. En el segundo se ha situado la parte común y social, orientada al sur, con el acceso y las mejores vistas desde el porche. Y el tercer volumen, orientado hacia el norte, acoge a los dos dormitorios. Entre ellos, franjas transversales que separan físicamente los volúmenes, aportan ventilación y luz natural. También los dotan de servicios y conexiones, además de separarlos del área común.
Una preciosa celosía hecha con azulejos de cerámica crea geometrías de luz y sombra en la zona intermedia, que a acoge el cuarto de baño y el patio de ventilación. Queda un último volumen, situado delante del porche, más al sur, que se encuentra bajo tierra. Alberga al aljibe que abastece de agua a la casa y tiene una terraza en la parte superior que se suele utilizar como solárium.
El color de la tierra y los tonos de almendros e higueras se trasladan al interior de la vivienda
Tanto el porche como el interior brindan interesantes perspectivas hacia el llano paisaje de campos de trigo y avena, en los que predomina el suave y cálido color de la tierra y los verdes apagados de los almendros e higueras. La luz y el color del exterior se adentran en el interior de la casa de la mano de la cerámica y la madera. Dos materiales nobles que el proyecto de arquitectura ha combinado de una forma exquisita, sutil y atemporal.
El apego a la tierra de Formentera y su estilo de vida libre y natural se aprecia en la forma en cómo se ha construido esta pequeña casa de campo. Los materiales son todos sostenibles y en armonía con el paisaje de la isla. Bloques de termoarcilla, la madera de pino, piedra caliza y los morteros de cal que quedan a la vista, como acabados, dan forma a soluciones constructivas que aportan calidez y espontaneidad.
La calidez de la tierra se plasma en el techo y los pavimentos, resueltos mediante bovedillas cerámicas de tipo mallorquín y baldosas de terracota prensada. Las baldosas el suelo, de cerámica la Andaluza, se utilizan también como revestimientos de fachada, acabado de cubierta, en el cuarto de baño o el cabecero de obra del dormitorio principal. La arcilla, como tierra cocinada, da cuerpo a muebles y elementos singulares. Se alterna con piedras y grava, que se han hecho triturando los ladrillos sobrantes de la obra.
El interiorismo: sencillo, sostenible y diseñado a medida en sintonía con iconos del diseño
Esta filosofía con un enfoque artesano ha llevado a Marià Castelló a ocuparse directamente del interiorismo. Y a diseñar gran parte del mobiliario a medida que se integra dentro de la propia arquitectura. Algunas piezas icónicas como la butaca Torres Clavé, de 1934, o las sillas Wishbone creada por Hans.J Wegner en 1949 que edita Carl Hansen & Son, en el comedor. Se conjugan con las sillas tradicionales típicas de Formentera, un homenaje a la tradición artesanal mediterránea. Otras piezas más contemporáneas como la mesa de comedor y mesitas de la serie D12 diseñadas por Marià Castelló y Lorena Ruzafa para Diabla Outdoor, aportan un ligero contrapunto material al conjunto.
Destacan igualmente las obras de la artista Elena Vinyarskaya, residente en Formentera. Otras piezas míticas como las sillas BKF, también conocida como Butterfly, o la butaca Tom Vac de Ron Arad, que edita Vitra, decoran el porche, junto a la lámpara Cestita de Miguel Mila, editada por Santa&Cole.
La cocina, equipada con una encimera de Corian y mobiliario hecho a medida de madera, y el sencillo comedor comparten un espacio común y desahogado.
El austero y sencillo dormitorio armoniza con los tonos terracota
Esta coherencia y armonía de materiales, ha llevado estudio de Marià Castelló a utilizar mecanismos eléctricos de porcelana blanca de Cerámicas Ferrés, y a integrarlos en el cabecero del dormitorio principal, así como en portalámparas y sanitarios. También han diseñado específicamente para este proyecto un conjunto de luminarias y piezas especiales, unas esculturas, realizadas artesanalmente con encofrados en el estudio, que buscan su integración cromática y dimensional en los revestimientos.
Las luminarias escultóricas con motivos arquitectónicos de la isla, que firma Marià Castelló, se integran dentro del cabecero del dormitorio realizado con baldosas cerámicas. Los mecanismos eléctricos de cerámica vitrificada blanca armonizan con el conjunto. Todo el mobiliario se ha realizado a medida, excepto la pieza de la colección D12 diseño de Marià Castelló y Lorena Ruzafa para la firma Diabla Outdoor.
El verde de la vegetación isleña protagoniza el cuarto de baño
El frescor y el verde asociado al color de la vegetación protagonizan la zona de ducha del cuarto de baño, así como algunos paramentos verticales que se han revestido con la baldosa cerámica vitrificada de color verde diluido de idénticas dimensiones que el resto de piezas. La luz se tamiza hacia el interior a través de su paso por las celosías cerámicas, de Cerámica Mano Alzada, que generan un continuo baile de luces y sombras.
Soluciones técnicas y acabados artesanos
En definitiva, la idea de respetar el medio ambiente, intentar minimizar la huella y el proceso de la construcción son los pilares que definen este singular el proyecto en Formentera. Todo enfocado desde una mirada contemporánea con soluciones tan sostenibles como técnicas. El origen de algunas de ellas están estrechamente vinculadas a otro de trabajos del estudio, el proyecto artístico Fragments d’Arquitectura desarrollado en paralelo. Se trata de piezas modeladas en cemento y yeso de siluetas y detalles de edificios míticos de la isla que el estudio de Marià Castelló ha intervenido. Así rinde homenaje a su patrimonio arquitectónico histórico y contemporáneo.
Fotografía: Marià Castelló