Baldosas hidráulicas y una cocina bicolor para este piso de Chueca
La arquitecta Paula Ábalos ha transformado un piso centenario situado en el madrileño barrio de Chueca en una vivienda de 206 m2 llena de luz y color.
La psicología del color aplicada en espacios interiores
El color es algo más que una simple elección estética. Se trata de un elemento fundamental en el diseño de espacios interiores ya que, a pesar de ser algo intangible, es capaz de transmitir emociones y bienestar. La psicología del color analiza cómo el color afecta al estado de ánimo y mental de las personas, aportando a los interioristas una valiosa herramienta proyectual.
Ejemplo de ello lo encontramos en la reforma de este piso en Chueca, obra de la arquitecta Paula Ábalos. Se trata de un proyecto que transforma una vivienda centenaria en un espacio doméstico contemporáneo, adaptado a las necesidades de una familia que reside en Valencia pero que actualmente cuenta con 3 hijos estudiando en Madrid. El reto consistió en dar cohesión a todas las estancias mediante un hilo conductor: el color. «Elegimos para cada estancia un color protagonista, buscando la diferencia y la sorpresa«, relata la arquitecta.
Dos zonas organizan este piso en Chueca
Formalmente la vivienda se estructura en dos zonas diferenciadas. La primera corresponde a la zona de día, compuesta por una cocina abierta al comedor y un gran salón con ventanales a la concurrida calle Fuencarral. Gracias a las perforaciones existentes en los muros de carga que separan estas estancias se ha conseguido que la iluminación natural incida hasta el punto central de la vivienda.
La segunda está compuesta por la zona de noche. El programa incluye 5 dormitorios dobles para alojar a los padres, sus 3 hijos y eventuales visitas. Todas las habitaciones cuentan con baño propio pintado y alicatado mediante combinaciones de color distintas: destacan el amarillo, rosa y verde y beige.
Baldosas hidráulicas y cocina Cubro
Merece una mención especial la cocina, situada junto a la entrada, ya que se trata del punto central del proyecto que da sentido al cromatismo de todas las piezas funcionales de la vivienda. En base a ello se ha materializado mediante frentes de contrachapado de abedul acabados en color verde agave y beige de la empresa española Cubro.
Por último, destacar el buen empleo de las baldosas hidráulicas y las piezas cerámicas presentes en el piso. Se trata de un elemento recurrente que ayuda -además del color- en la cohesión material de todo el proyecto. «Representan un guiño al pasado y a la vez aportan una configuración más decorativa a la arquitectura a través de colores alegres y diseños geométricos retro«, concluye Paula Ábalos.
Fotografía: Sergio Pradana