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Los ejes verdes del Eixample de Barcelona, premiados por su diseño urbanístico

La ciudad catalana está llevando adelante un proyecto de ‘super islas’ que interfieren en la vida urbana de manera sostenible. La Societat Catalana d’Ordenació del Territori ha dado el Premi Catalunya d’Urbanisme Manuel de Solà Morales a los ejes verdes barceloneses.  

Son varias las ciudades del mundo que están buscando cambiar su entramado urbano hacia un modelo más sostenible, slow y pensando en sus habitantes. De Estocolmo a Medellín, las ciudades se están apoyando en el urbanismo para reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida de las personas. Barcelona es también una de ellas, con un proyecto que puso en marcha hace unos años y que ya se empieza a ver con buenos ojos.  

Aunque controvertida, la Superilla de Barcelona consta del trazado de cuatro ejes verdes en el centro de la ciudad condal, más precisamente en el Eixample. Recientemente, la Societat Catalana d’Ordenació del Territori, una de las filiales del Institut d’Estudis Catalans (IEC) ha galardonado a los ejes verdes de Barcelona con el Premi Catalunya d’Urbanisme Manuel de Solà Morales. Pero ¿qué son esas supermanzanas verdes propone Barcelona? 

El proyecto total tiene el objetivo de recuperar las calles a favor del peatón en un espacio que originariamente fue pensado para los vehículos privados. Lo que se busca con estos ejes verdes es crear un espacio público saludable, con más verde, más justo y seguro, que favorezca las relaciones sociales y la economía de proximidad. En concreto, Barcelona transformó el tramo de cuatro calles de la Eixample y ha creado cuatro grandes plazas.  

Los ejes en cifras 

El diseño de estos nuevos espacios se puede traducir en algunas cifras clave. La ciudad ha multiplicado por diez su espacio verde con 438 nuevos árboles. Antes de su transformación, estas calles dedicaban el 1% de su espacio al verde, pasando ahora a tener un 14%.  

Además, los ejes verdes de Barcelona cuentan con 1.000 elementos de mobiliario como bancos, sillas, mesas y juegos infantiles, además de nueva iluminación. Otro de los nuevos diseños trata de eliminar la división de alturas entre la acera y la calzada, creando una plataforma única para favorecer el uso social de la calle. A su vez, el asfalto es reemplazado por panot y granito.  

Con todo, el proyecto catalán dará como resultado 31 nuevas plazas (medianas y pequeñas) o espacios de estancia. Esto se logra también por la reducción de la circulación vehicular, permitida a 10 km/h, siempre que sean vecinos, servicios de emergencia o coches que distribuyan mercancía en los comercios locales.  

Un proyecto concursal  

Para llevar a cabo el nuevo diseño urbanístico del centro de Barcelona, el Ayuntamiento convocó a dos concursos públicos para seleccionar los equipos de arquitectos e ingenieros que diseñen el modelo de calle pacificada y las plazas que se crearon en sus cruces. 

Pese a sus buenas intenciones de cambiar la vida urbana a través del diseño, la Superilla Barcelona ha generado controversia después de que una jueza ordenara el desmantelamiento de las obras llevadas a cabo y defendiera que esas calles tenían que recuperar su aspecto anterior. La sentencia ha sido recurrida por el actual equipo de gobierno municipal e incluso quienes presentaron la demanda, el lobi Barcelona Oberta, ha renunciado a que se ejecute. 

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