Ciudades más sostenibles: cómo logró Medellín reducir su temperatura gracias a sus corredores verdes
Conocida como “la ciudad de la eterna primavera”, la localidad colombiana es un ejemplo de urbanismo sostenible. El plan verde de Medellín, que inició en 2016, contempla la instalación de corredores verdes con plantas y árboles que lograron bajar dos grados las temperaturas de la ciudad.
Hacia una ciudad más sostenible
La lucha contra el cambio climático es un desafío urgente al que están haciendo frente las ciudades. En Latinoamérica hay una que sirve de ejemplo al resto del mundo: Medellín. La segunda ciudad más grande de Colombia inició hace unos años un proceso de transformación con la sostenibilidad y mejora de la calidad de vida como punto de partida.
De hecho, la ciudad cuenta con un plan urbano de transformación que la llevó a ganar en 2016 el premio Lee Kuan Yew World City, dejando atrás la concepción que tuvo en los noventa como la ciudad más peligrosa del mundo. Para lograr esta transformación, el Gobierno de Medellín se volcó en utilizar la arquitectura y el urbanismo como una herramienta de desarrollo social. La misma supuso establecer mejoras en áreas olvidadas de la ciudad, fomentar el uso de bicicletas, proteger el espacio público, la vida al aire libre, mejorar sus parques y plantar más árboles.
Estos dos últimos puntos fueron clave a la hora de hacer la ciudad más sostenible. En el intento de que la vegetación le gane terreno al hormigón y el cemento, Medellín invirtió 16,3 millones de dólares para crear corredores verdes en diferentes zonas del centro de la ciudad. El proyecto, iniciado en 2016, contempla un costo de mantenimiento anual de 625.000 dólares.
Ganarle al cambio climático
La plantación de árboles, plantas y flores en los corredores verdes de Medellín ha tenido un impacto altamente positivo en el medio ambiente. Gracias a este proyecto, la ciudad logró reducir hasta dos grados la temperatura en dichas zonas, comparándolo con áreas menos verdes de la ciudad. Todo ello teniendo en cuenta que Medellín se encuentra en un valle, donde años atrás se construyeron varias carreteras, edificios muy altos y donde el uso del coche es más frecuente que en otras ciudades del mundo.
El plan verde de Medellín logró que estas áreas ajardinadas promuevan la biodiversidad en la ciudad, además de generar sombra natural en una localidad donde la temperatura ronda los 25 grados durante todo el año. Como consecuencia de la instalación de estos corredores verdes, Medellín logró también paliar el gran problema de contaminación que tenía en sus zonas más céntricas.
La ciudad mantiene su compromiso como ejemplo de urbanismo y desarrollo social. De cara a 2030, Medellín trazó un plan territorial que contempla estructurar la ciudad desde sus componentes naturales y consolidar las mejoras ambientales en las quebradas de sus cerros, en carreteras y parques.
El crecimiento no plantificado que sufrió la ciudad en las últimas décadas ha dado como resultado la disminución de elementos naturales por componentes artificiales. De hecho, uno de los corredores verdes que tiene hoy la ciudad sufrió una enorme tala de sus árboles años atrás para dar lugar a más tránsito de coches y a la construcción de viviendas.