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alejandra gandia blasco

«Diseñar es una mezcla de consistencia y evolución creativa». Alejandra Gandía- Blasco, directora creativa de Diabla.

Coherencia, madurez y creatividad, así se puede definir la trayectoria de Alejandra Gandía-Blasco al frente de Diabla, una de las marcas de mobiliario exterior que forma parte de GANDIABLASCO. Formada en Bellas Artes, el diseño ha ido ocupando cada vez más espacio en su vida y en su trabajo, pero siempre desde la sensibilidad que conduce a la búsqueda de lo esencial en cada forma.

Uno estudia Bellas Artes y cuando termina, puede suceder cualquier cosa; así de voluble y caprichoso es el mundo del arte. Y de todas las cosas que pueden ocurrir, conseguir una carrera más que respetable como diseñadora era algo que no entraba en los planes de Alejandra Gandía-Blasco. Tras la licenciatura, continuó formándose, esta vez en Diseño y Comunicación en la Central Saint Martins. El arte es una cosa muy seria, pero cuando se te clava el aguijón del diseño, la escapatoria es difícil, especialmente si has nacido en una familia en la que todo gira en torno a él.

Alejandra es la personificación absoluta de la humildad. Concibe el diseño y el arte como un todo a través de los que se relaciona con lo cotidiano, con los sencillo, con las cosas hechas desde el corazón pero que se materializan a través del intelecto, de la técnica, de la razón pura. No hay otra forma de sobrevivir en la industria y ella lo sabe bien: GANDIA BLASCO, la empresa fundada por su abuelo a principios de los años cuarenta, continúa su legado a base de tesón, esfuerzo humano, trabajo en equipo y buenas ideas.

alejandra Gandía Blasco entrevista
Alejandra Gandía-Blasco durante la entrevista el pasado mes de febrero, en el corner habilitado por Actiu dentro de la sede de Fiesta Design durante Madrid Design Festival.

¿Cuándo estudiaste Bellas Artes, te imaginabas acabar trabajando en la empresa de tu abuelo?

Siempre he tenido inclinación, inquietudes y vocación hacia las artes. He tenido mucha suerte, porque pude estudiar lo que quería, tomarme mi tiempo, y me decidí por Bellas Artes. Fue una época confusa, no encontraba mi lugar, y sentía más interés hacia la teoría y los procesos creativos. No era lo que tenía en mente, pero mi padre siempre ha sido un apasionado de su trabajo, al igual que mi abuelo, y siempre los he visto trabajar en la empresa. Al cabo de los años, cuando conocí desde dentro lo que se hacía y cómo se hacía, al final, ves el cariño que le ponen y surge el apego, la parte emocional.

José A. Gandía Blasco, presidente y director Creativo GANDIABLASCO junto a sus hijos, Álvaro, videpresidente y director comercial y Alejandra, Subdirectora de comunicación de GANDIABLASCO y directora creativa de Diabla.

Ya han pasado 10 años desde que empezaste a trabajar en GANDIA BLASCO. Dirías que la experiencia ha sido…

Muy positiva, muy edificante. Al terminar mis estudios, empecé a trabajar en la parte de comunicación y diseño de la empresa familiar. Luego asumí otras tareas, y después de todo este tiempo, me sigue encantando mi trabajo. Contamos con un equipo muy joven, con muchas mujeres y me gusta lo que hacemos, lo que aportamos, y la parte humana y más intangible de GANDIA BLASCO, que son las personas con las que trabajamos y la creatividad que se respira.

Además de ocuparte de la dirección creativa de Diabla, también eres diseñadora. Has diseñado de todo: lámparas, muebles o alfombras. ¿Cuál es tu pieza favorita?

Creo que Patoso, que es un pouf-butaca de exterior inspirada en el maestro Achille Castiglioni. Me ha dado muchas alegrías (un diseño que ha ganado los premios DNA Paris, NYCxDesign Awards, German Design y Archiproducts en las categorías de mobiliario y exterior). Me gusta la ironía de que un mueble se llame «patoso», una palabra con connotaciones despectivas, que se asocia a algo negativo y a la torpeza. Es entrañable, me recuerda a un animal con patitas.

pouf rosa
Pouf Patoso, un diseño de Alejandra Gandía-Blasco para Diabla.

Como Castiglioni, trabajas con tu familia. A sus alumnos les aconsejaba que utilizaran siempre el sentido común y los recursos disponibles y se olvidaran del estilo: “Lo que ustedes necesitan es una constante y consistente manera de diseñar, no un estilo». ¿Estás de acuerdo? ¿Cuál sería tu estilo como diseñadora, qué cosas te interesan o en qué te inspiras?

Estoy totalmente de acuerdo. Al diseñar, no pienso en ningún estilo, solo en hacerlo lo mejor posible, eso también es la consistencia. El estilo es algo muy difícil de definir. Es una mezcla de coherencia y evolución creativa. Se me ocurre una un analogía con el arte abstracto. Todo pintor, antes de acabar en la abstracción, ha pasado por una fase figurativa, interpretando la realidad tal cual la ve. A medida que ganas madurez y aprendes, tiendes a abstraerte de esa realidad porque ya reconoces lo esencial de cada forma, puedes descomponerla, y separar lo superfluo de lo esencial. Me gusta pensar en el diseño de la misma manera, primero conformando los materiales y luego la forma, eliminado los adornos. El desafío siempre es convertir un objeto aparentemente simple, como un pouf, que es un mueble que no es un mueble, en algo más, es una pieza que transmita alguna sensación de bienestar. Si puedo seguir diseñando por ahí, seguiré.

sillas blancas y rojas para jardín
La colección TUBA de Samuel Wilkinson es uno de los ejemplos de las impactantes campañas y shootings que caracterizan a Diabla.

Para ser muebles que no son muebles, varios de vuestros pufs o taburetes han ganado numerosos premios. ¿Hay objetos que son más importantes que otros?

No, todos los objetos son importantes, depende de para qué o para quién. En cuanto a los poufs o los taburetes, me parecen objetos extrovertidos, sin pretensiones y con cualidades a los que no se le da la importancia que tienen: son nómadas, muy divertidos, informales, y te permiten convivir en el espacio de una forma muy relajada. Me gusta jugar con las apariencias, si el hecho de añadirle patas hace que sea más versátil, bienvenido sea.

GANDIA BLASCO ha sido uno de los tres showrooms oficiales de Madrid Design Festival, y vuestras piezas han formado parte de varias exposiciones. ¿Qué os ha aportado vuestra participación en el Festival?

Nos aporta muchas cosas, todas buenas. Por un lado, nos gusta unirnos a la fiesta del diseño, aunque suponga complicarnos un poco la vida, pero eso nunca ha sido un problema. Intentamos formar parte de eventos de este tipo porque nos dan la oportunidad de compartir y conocer a nuestros clientes, aunque no siempre se traduzca en ventas. Creemos que es una apuesta muy necesaria para la ciudad y para el país.

 La alfombra Plastic Rivers, un diseño de Álvaro Catalán de Ocón para GAN, ha formado parte de la exposición Madre Natura en Madrid Design Festival 2023.

¿A qué te refieres con «complicaros la vida»?

Es un decir, nosotros estamos establecidos en Valencia y hay que contar con desplazamientos, transporte, y cosas así. En Valencia también tratamos de apoyar todo lo que podemos a la industria y a quienes, como nosotros, forman parte de ella. Defendimos la candidatura de Valencia World Design Capital cuando eran pocos los que creían que podría conseguirlo, y estamos todos los años en Hábitat o en el Salone. Somos de Valencia, pero vamos allá donde el diseño esté presente.

Hace unos meses hablábamos con Inma Bermúdez acerca de la efervescencia cultural que se vive en Valencia. Ella decía que siempre ha habido diseño, industria y buenos profesionales. Te hago la misma pregunta, ¿qué está pasando en Valencia?

Desde mi punto de vista, que es discutible, creo que hasta hace relativamente poco no ha habido una comunión real entre las empresas o profesionales con las instituciones. Faltaba apoyo público, y que se dieran cuenta del volumen de negocio tan importante que hay aquí, de las cosas increíbles que se crean, y de que hay empresas como GANDIABLASCO que llevan desde 1941 años poniendo el valor de trabajo de artesanos y diseñadores locales. Creo que eso ha cambiado, y que a raíz del World Design Capital y de los premios nacionales de diseño a Inma Bermúdez y a Jaime Hayon, han abierto los ojos a este sector industrial que también tiene mucho que ver con la cultura, con lo que somos.

La alfombra Roots de Inma Bermúdez para GAN, Ruff Pouf, de Romero & Vallejo para GAN, y el pouf Patoso, de Alejandra Gandía-Blasco para Diabla estuvieron presentes en la exposición ‘Mujer X Mujer / Woman X Woman: Nuevos tránsitos sostenibles’, dentro de la programación de Madrid Design Festival 2023.

Parece que todo ha implosionado ahora, pero vosotros lleváis 82 años sin dejar de trabajar. Son muchos años…

Cuando se internacionalizó la empresa, en los años noventa (mi abuelo ya exportaba mantas, pero no muebles), mi padre dio un giro estratégico al inculcar el diseño en la empresa. Este modelo ya había estado gestándose desde los ochenta, y la marca siempre ha sido más conocida fuera que aquí. Faltaba cultura del diseño, pero hemos resistido el paso del tiempo siendo una empresa familiar en una industria complicada y eso ya es motivación suficiente para continuar trabajando.

Acabáis de sacar una colección de exterior con el neoyorquino Todd Bracher, y ya es una seña de la casa colaborar con diseñadores internacionales, ¿en qué sentido esta internacionalización os da relevancia?

Nunca hemos apostado por diseñadores estrella como estrategia comercial para lanzar la marca. De hecho, casi siempre hemos trabajado con diseñadores valencianos o españoles. Es cierto que trabajamos con Patricia Urquiola, que tiene relumbrón, pero que es española. Ahora mismo seguimos colaborando con diseñadores reconocidos como Todd Bracher, Luca Nichetto, con el maestro Kengo Kuma…, con otros que no lo son tanto, y con nuevos talentos. En 82 años, hemos podido hacer las cosas poco a poco, creando una identidad propia que ha ido surgiendo de forma natural. Hay diseñadores a quienes admiramos como Todd, con quienes tenemos en común esa filosofía de vida y de trabajo. Si podemos colaborar con diseñadores que nos aporten visiones diferentes, lo hacemos y eso siempre nos ayuda a crecer.

Mass es la nueva colección de mobiliario de exterior por el diseñador del neoyorquino Todd Bracher (considerado una de las principales voces del diseño estadounidense actual, y GANDIABLASCO.

¿Y cómo lográis que entiendan vuestra identidad mediterránea?

Encajar es una cuestión de principios y de feeling, de coincidir en sensibilidades afines y que sean capaces de traducir a su propio lenguaje lo que la marca ya es. En ese sentido, estamos felices de haber conseguido esa compatibilidad con muchos de ellos.

Garden Layers, colección de muebles de exterior fabricada con fibras 100% PET reciclado
y diseñada por Patricia Urquiola para GAN (2018).

En el Salone de 2022 fichasteis a Kengo Kuma para el stand en el Salone ¿qué tienen en común un arquitecto japonés con una marca como GANDIA BLASCO?

Lo de Kengo Kuma surgió precisamente así, con un entendimiento muy instintivo e inmediato, y el stand fue un éxito. Nosotros le admiramos, y al proponerle que se encargara del espacio, sorprendentemente dijo que sí, ya que no suele trabajar con empresas. Sus obras parten siempre de la premisa de trabajar con materiales locales, y cuando conoció las persianas alicantinas, desechó la idea de utilizar el sudare, un elemento muy delicado, típico de la arquitectura japonesa. Después del Salone, el stand volvió a tomar forma en Hábitat gracias a la reutilización de las persianas de madera procedentes de Valencia de la construcción original, dispuestas a modo de celosías.

El stand de GANDIABLASCO Group en el Salone de 2022, un diseño de Kengo Kuma.

¿Qué sorpresa tenéis preparada este año?

Este año vamos a colaborar con Mayice. Es un estudio que nos encanta, y con los que hemos colaborado anteriormente. Estamos seguros de que la luz va a tener un protagonismo muy especial, ya que ellos son especialistas en crear ambientes muy sugerentes y de gran belleza.

Colección BUIT de Mayice para GANDIABLASCO.

Ya vais por la XV edición de vuestro Concurso Internacional de Diseño de Mobiliario Exterior. ¿Cómo os retroalimentais del talento de estos nuevos creadores?

El objetivo de este año era diseñar una oficina para outdoor, funcional e innovadora. Las propuestas debían cumplir tres requerimientos fundamentales: ser inéditas y originales, reproducibles industrialmente, y producidas evitando el uso de cualquier material plástico que no fuera reciclable al 100%. Aunque el concurso opera a otro nivel, en el fondo, es lo mismo que hacía mi abuelo con los proveedores artesanales locales: apoyar el talento, darle visibilidad a los proyectos y ofrecer la oportunidad de aprender a desarrollar sus ideas de forma profesional.

Así nació Diabla, de la intención de darle salida a este tipo de diseños, más atrevidos, menos conservadores, por decirlo de alguna forma. Pero eso no quiere decir que exista el compromiso de incluir esos proyectos en nuestro catálogo. La fase de producción es compleja; lo hemos intentado, por ejemplo, con una ducha de interior, pero la estructura era tan sutil que para que la presión del agua fuera la adecuada, había que cambiar todo el diseño de la pieza.

Estudio NMASA Design
Midsommar, de Javier Masa Rodríguez (Estudio NMASA Design), ganador del primer premio del XV Concurso GANDIABLASCO.

¿La creatividad no siempre es viable cuando se trata de diseño?

Desde mi propio autoconocimiento del desarrollo de producto, producción industrial o contacto con proveedores, me he dado cuenta de que es tan importante el concebir el diseño como saber solucionarlo. Los diseñadores contamos con un conocimiento técnico amplio, pero al final, es el proveedor quien sabe qué o cómo se pueden fabricar. En Gandía Blasco somos editores, no fabricantes, por lo que nuestros diseños tienen que tener un nivel técnico muy alto y que su producción sea factible. Esto implica renuncias, porque cada nuevo material lleva parejo el buscar a un nuevo proveedor y crear desde cero un proceso de fabricación que tiene que ser rentable, como crear más colecciones con ese material. Para que haya un buen diseño, es fundamental conocer al fabricante y estar muy al día de las innovaciones que se generan en la industria.

También has formado parte de la exposición Escenarios de un futuro cercano, en el Centre del Carme Cultura Contemporánea (CCCC) de Valencia. De cara al hogar futuro, quizás una de las piezas más vanguardistas sea 8′33′. ¿En qué consiste exactamente?

Me invitó a participar  la periodista y comisaria especializada en diseño Tachy Mora, a su vez invité a Oiko Design. Es un conjunto de equipamiento básico para estilos de vida nómadas, compuesto por piezas desmontables, 8’33’’ es el tiempo aproximado que tardas en montarlas:1 mesa, 1 taburete, 1 estantería, 1 silla y 1 papelera. Las primeras piezas las diseñé durante un workshop con Thomas L’ommée en Berlin, que posteriormente invité a co diseñarlas a una ex compañera de oficina técnica, también diseñadora, Rocío Gambin. La materialidad de los muebles producidos con materiales 100% reciclados de botellas de detergente fue cosa de Jose y Salva, de Oiko Design office. El mérito es de Thomas L’ommée, impulsor de la plataforma OpenStructures y de Oiko Design Office, que ha creado un diseño de código abierto que cualquiera puede producir. Este sistema, que hoy parece una utopía, en cinco años podría ser una realidad. Me parece increíble. Conjunto de equipamiento doméstico básico de A-R-O, GANDIABLASCO y Oiko Design Office.

Conjunto de equipamiento doméstico básico de A-R-O, GANDIABLASCO y Oiko Design Office.
Conjunto de equipamiento doméstico básico de A-R-O, GANDIABLASCO y Oiko Design Office.

Dices que has «colaborado» en el diseño de esta pieza ¿Por qué esa renuncia a la autoría? Eres una diseñadora solvente con muchos años de experiencia…

Para esta propuesta del CCC es cierto que diseñé una pieza, pero prefería no figurar como diseñadora, ya que lo verdaderamente relevante es el sistema que han inventado. Estoy en desacuerdo con la figura del diseñador como centro de todo. El diseñador tiene una idea, pero hay mucha gente detrás que son quienes hacen posible que exista, que sea una realidad. No es justo que sea el diseñador quien le ponga la autoría, el nombre. Prefiero abordar los proyectos desde la colaboración.

open structures

¿No te inquieta la deriva tecnológica DIY se acabe comiendo parte del negocio de editoras de muebles como la vuestra?

No, me parece perfecto. Con el diseño también se puede educar, así que un objeto bien diseñado también aporta un nuevo concepto, una nueva perspectiva que nos enriquece a todos. Con cada nuevo objeto con el que entras en contacto, tu punto de vista crece y se amplía. Si se te ocurre una idea y tienes tiempo de hacerla, hazla. Si no tienes tiempo o no tienes una idea, siempre puedes comprarla. En ambos casos, todos ganamos. Todo lo que sea fomentar el hacer por encima del comprar compulsivamente es positivo.

vista aérea de terraza con piscina y muebles, gandía blasco
Las formas cúbicas y esenciales de los elementos de la serie ISLABLANCA evocan la pureza de formas y la volumetría típica de la arquitectura vernácula ibicenca.

Pero quizás, en un futuro a cinco o diez años, esto de la autoproducción podría provocar la desaparición de algunas empresas.

Eso depende de ellas. Cuando IKEA llegó a Valencia hubo muchas empresas que desaparecieron. No es una buena noticia, pero cabría preguntarse ¿por qué fue así? Porque quizás, en vez de innovar, intentaron reproducir ese modelo de muebles baratos. Las empresas que se dedican al diseño tienen que estar en continua transformación, el mundo va rápido, y tenemos que estar en él, pero siempre manteniendo nuestra identidad. Nuestra forma de hacer las cosas es lo que nos diferencia de otros que se dedican a lo mismo.

La no diferenciación o la falta de identidad conduce irremediablemente a las copias. ¿Qué le parece este problema, si es que lo considera un problema?

Siempre van a existir las copias. La única solución a este problema es seguir investigando. Crear también es innovar, y aunque nadie está protegido contra la copia de sus diseños, es necesario hacerlo para no quedarte atrás.

muebles de exterior con piscina
Colección Easy, un diseño de Rocío Gambín para Diabla que se acaba de lanzar al mercado.

Pregunta obligada sobre sostenibilidad. ¿Son los diseñadores quienes os proponen los materiales o sois vosotros quienes de alguna forma imponen que estos sean sostenibles, reciclados o reciclables?

No imponemos nada a los diseñadores. El uso de materiales reciclados o reciclables, siempre conduce a otra pregunta: cuando se trata de producción a escala industrial, ¿qué porcentaje de este material es reciclado y qué porcentaje será reciclable? Por ejemplo, cuando se fabrican objetos mediante rotomoldeo con plásticos 100% reciclados de distinta procedencia, se pierde la pureza del color y la pieza puede acabar siendo una masa negra. Para que ese material reciclado sea útil y mantenga sus propiedades, habría que separarlo previamente, lo que encarece la producción hasta niveles, a veces, insostenibles. Si una empresa quiere vender una silla a 100 o 200 € que esté fabricada íntegramente con plásticos procedentes de contenedor debidamente separados, el coste de producción puede subir hasta 4 o 5 veces más del precio al que se venderá. No es viable llevarlo a cabo en todos los productos. Al menos, todavía no.

En Patoso, el puff, usaste perlas de poliestireno reciclable.

Sí, pero tras encontrar al proveedor adecuado cambié las bolitas por picado de espuma reciclada. Hay diseños que pueden conseguirse a través de procesos nuevos. Lo hemos conseguido con alfombras, utilizando plásticos que sí se pueden mezclar entre sí, generando un nuevo material que puede ser tejido en cualquier color. Pero aún así, hay que tener cuidado con el tipo de plástico que se usa, ya que a veces los colores se alteran (como en las bolsas del súper cuando les da el sol). Nuestra filosofía es que los objetos que hagamos sean duraderos, sean del material que sean y evitar generar más basura.

El pouf Patoso es un sofá de exterior de sorprendente diseño estilo beanbag.

¿Cuánto tiempo hace que no usáis plástico virgen en vuestros muebles?

Hace tiempo que no editamos ni diseñamos mobiliario en rotomoldeo, ahora mismo estamos valorando sustituir las pocas colecciones antigüas fabricadas en plástico reciclable por material de procedencia vegetal, estamos en ello. Desde siempre trabajamos con otros materiales de larga durabilidad, como el aluminio o el hierro, y con materiales naturales, pero también con otros sintéticos, como en la colección Onsen de mobiliario de exterior. La producción es semi industrial y las piezas están elaboradas con cuero sintético y acero inoxidable. Hasta que no podamos certificar que algo es 100% sostenible, en el material, en el proceso de fabricación, e incluso en el envío, preferimos evitar esa etiqueta y seguir trabajando para que algún día sea una realidad sin trampas para el consumidor.

Juguemos a las adivinanzas: adivinemos el futuro de los muebles de exterior. Si las temperaturas siguen aumentando. ¿Acabaremos viviendo encerrados en casa con la climatización a tope? ¿Cómo afectaría esto a vuestra empresa?

Las tres marcas de GANDIABLASCO (GAN Rugs, Diabla y GB) comparten un mismo objetivo: que el mueble sea la excusa para generar distintos tipos de espacios. Son colecciones modulares y modulables y se reconfiguran en función de las necesidades de las personas. Hace 20 años éramos los únicos en hacer esto. Ahora los hábitos y las tendencias van cambiando, y se ha innovado mucho por ejemplo, en tejidos naúticos o en muebles de exterior que parecen tapizados como si fueran un sofá de interior. No sé si haremos más vida fuera o dentro de casa, pero sí sé que hay que tratar de adaptarse a los cambios sociales y, en este caso, climatológicos.

Un deseo para los próximos diez años. ¿Se ve diseñando o hay algo más que le apetecería hacer?

Tengo una línea de trabajo artístico, de fotografía pictórica. Estoy trabajando con Il·lacions, ya he expuesto en Madrid y Valencia varias veces; ahora estoy preparando otra en Barcelona. Con el arte me siento más libre, necesito la naturaleza y el libre albedrío, no controlar nada del proceso.

fotografía pictórica alejandra gandía blasco
Serie Comporta (2018), una edición limitada a la venta en la galería barcelonesa Il·lacions.

Eso del libre albedrío tiene menos que ver con el diseño que con el arte.

En el diseño hay que controlar todo el proceso a partir de una idea. En cambio, las artes son muy sensitivas, y en una paleta, el azar interviene, y el color está vivo. De momento, no voy a dejar de diseñar. De hecho, estoy tratando de reproducir algunos de los colores de las imágenes a pigmentos Cromatone de lana o a Pantone, para poder aplicarlos a los objetos que diseño.

Al final , el círculo entre arte y diseño se cierra…

Si lo piensas, estamos rodeados de objetos y todos se parecen entre sí. Lo que diferencia a unos de otros es la parte emocional, la historia que hay detrás, la parte irracional que te apela y te dice: esto me gusta, me enamora, quiero convivir con este objeto en mi casa y que dure toda la vida. Pensar en la vida del objeto también es hacerse preguntas como ¿quién lo disfrutará por mí cuando ya no esté o me haya mudado de casa?

Todo lo que viene de la naturaleza me motiva mucho, me llena. En las fotografías que hago de amaneceres y atardeceres en lugares costeros de todo el mundo, trato de recrear el proceso cambiante de la luz, y cómo el azar puede capturar momentos de luz blanca y transformarlos en algo vivo y lleno de color. Me fascinan las obras de grandes maestros como El Greco, Rothko, los grandes artistas del periodo de la Bauhaus (la historia del arte está escrita por hombres y desafortunadamente apenas conocemos artistas mujeres, sobre todo de siglos anteriores al XIX) o el trabajo de fotógrafos como Hiroshi Sugimoto, que habla sobre el tiempo y el espacio. Al final, los objetos tienen colores, y conviven en el espacio con las personas, que también somos parte de la naturaleza.

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