Geometría y color en este apartamento de Torres Blancas, el icónico edificio de Saénz de Oiza.
Entramos en la casa-estudio de María Lozano, arquitecta fundadora de The Dream Lab. Se trata de una vivienda de 79m2 llena de curvas, piezas de diseño y mucho color que se ubica en Torres Blancas, una joya arquitectónica de finales de los años 60 que no deja indiferente a nadie.
Vivir en un icono de la arquitectura moderna
Al nordeste de Madrid encontramos un coloso de hormigón considerado uno de los mayores iconos arquitectónicos de la corriente brutalista en España. El proyecto, diseñado por Francisco Javier Saénz de Oiza a finales de los años 60, supuso un punto de inflexión en la concepción formal de la arquitectura residencial de la época.
El arquitecto navarro planteó una ciudad vertical de 23 plantas y 81 metros de altura que incluía todo lo necesario para que sus habitantes no tuviesen la necesidad de salir al exterior. Una piscina en la azotea, salas de exposiciones, zonas comerciales y hasta un restaurante que estaba conectado mediante un montaplatos con cada una de las lujosas viviendas.
Entre los más de 100 vecinos que conviven en la actualidad en Torres Blancas se encuentra María Lozano, fundadora del estudio The Dream Lab. Esta arquitecta madrileña, que ha vuelto a su ciudad natal tras un largo periodo profesional en Nueva York, nos abre las puertas de su casa-estudio para que podamos experimentar de primera mano su proyecto más personal. Se trata de un apartamento de 79m2 que aúna respeto por la excepcional arquitectura existente y un colorido lenguaje propio.
Oda a la curva
La arquitecta María Lozano es una amante confesa de las curvas: «En la naturaleza encontramos formas orgánicas, no sé por qué nos empeñamos en diseñar arquitecturas ortogonales», afirma. El ejemplo perfecto de esta concepción geométrica lo encontramos en su propia vivienda de Torres Blancas. En vez de regularizar las curvas existentes en la arquitectura de Saénz de Oiza, éstas se potencian mediante nuevos gestos formales.
El apartamento aprovecha al máximo la superficie útil articulándose mediante un espacio central que comunica espacialmente, de forma abierta y fluida, las demás estancias. De este modo, el salón actúa a modo de corazón centrípeto que relaciona el dormitorio en suite, la cocina, el salón y un pequeño estudio. Estas habitaciones quedan emplazadas así en el perímetro de la vivienda recibiendo luz natural desde varias orientaciones.
Mobiliario a medida, diseños propios y mucho color
El estudio The Dream Lab se define como una incubadora de ideas creativas con un amplio rango de actuación: arte, arquitectura, interiorismo, diseño de mobiliario y de marca. Por ello, esta vivienda es la mejor carta de presentación para su vuelta a España. Un lienzo en blanco sobre el que crear nuevas narrativas llenas de color.
El color rosa —uno de los favoritos de María Lozano-— está presente en varios elementos, entre los que destacan las cortinas de suelo a techo de la firma española Pepe Peñalver que presiden el comedor y el dormitorio. El mobiliario aporta notas de color gracias a un sofá modular de terciopelo naranja hecho a medida y varios almohadones diseñados por la propia arquitecta. Completan el conjunto elementos de diseño como las sillas Drift de Tornasol que combinan a la perfección con mesas de la marca danesa Hay.
Mención aparte merece la materialidad en las zonas húmedas de este apartamento en Torres Blancas. La cocina destaca por sus frentes de latón dorado que dialogan con el pavés en tonos ocre de la fachada. El baño, en cambio, se materializa mediante un único material que homogeneiza el espacio para cederle el protagonismo a la geometría existente.
Fotografía: Germán Sáiz