Este es el rascacielos más alto de Ecuador (y lleva la firma de Bjarke Ingels).
Tras cuatro años de construcción, IQON se ha convertido en el edificio más alto de Quito, una de las ciudades ya de por sí con más altitud del mundo. Además, el rascacielos más alto de Ecuador es un ejemplo excelente del poder transformador de la arquitectura biofílica en el bienestar de las personas y la sostenibilidad del planeta.
Así es el primer edificio de Bjarke Ingels en Sudamérica
Vamos a hablar de la que ha sido la construcción del rascacielos más alto de Ecuador, aunque, tradicionalmente, Quito ha sido una ciudad de edificios de baja altura. Construida sobre una antigua localidad inca, y con un pasado colonial mediante, no es de extrañar que la gran mayoría de las casas fueran ranchos, covachas o las típicas chozas kichwa, hechas de madera y hojas de palma. La capital de Ecuador, situada en las laderas de los Andes, ha sufrido un aumento demográfico y un crecimiento económico en los últimos años que permiten un crecimiento urbanístico. Y un ejemplo de ello ha sido la reubicación del aeropuerto en el centro de la ciudad hace más de una década.
El rascacielos más alto de Ecuador, un edificio de viviendas
El primer edifico «alto» de la ciudad se construyó en 1935 y tenía 11 plantas. 88 años más tarde, se acaba de inaugurar el edificio más alto de Ecuador, con 32 plantas y con más de 54.000 m2 cuadrados. IQON, diseñado por BIG, el estudio de Bjarke Ingels, está pensado como una comunidad vertical y una extensión del vecino parque de La Carolina, que se prolonga en la fachada. El edificio presenta una notable esquina curva, envuelta por terrazas que continúan alrededor del perímetro con vistas al parque, a la ciudad y al volcán Pichincha. Aquí vivirán 215 familias, pero el rascacielos también incluye locales comerciales, espacios de oficinas y una variedad de espacios comunes como jardines o piscina.
IQON representa la continua transformación de Quito en una piedra angular de la arquitectura, el diseño y la innovación. Los nuevos edificios no sólo contribuyen al perfil de la ciudad, sino que celebran la colaboración con los arquitectos de renombre internacional más interesantes del mundo. «A medida que los primeros residentes se mudan y las empresas empiezan a ocupar espacio en los edificios, estamos deseando ver cómo cada uno de ellos cobra vida y se convierte en parte del tejido de la ciudad», afirma Tommy Schwarzkopf, cofundador de Uribe Schwarzkopf, el promotor del edificio residencial.
Una fachada brutalista con terrazas para todos
La identidad arquitectónica de IQON se define por su fachada de hormigón en bruto y visto, que funciona al mismo tiempo como estructura del edificio. Los «píxeles» individuales se apilan a 32 pisos de altura y rotan para ofrecer las mejores vistas posibles y, al mismo tiempo, crear terrazas para los apartamentos.
En el diseño del edificio se han incorporado árboles y plantas autóctonos para aprovechar el clima templado de Ecuador. Un dato: es el país con más especies vegetales por metro cuadrado del mundo. Se han querido destacar todas las cualidades icónicas de Quito, como el disfrute de vivir en uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta. Es una ciudad situada en el ecuador, donde las estaciones son perfectas para la vida humana y la vegetal.
IQON traslada esa experiencia a la dimensión vertical en una comunidad de viviendas individuales; y «también funciona como una extensión del Parque La Carolina, que continúa hasta la azotea», dice Bjarke Ingels, fundador y director creativo de BIG-Bjarke Ingels Group. El arquitecto está entusiasmado de formar parte de la «nueva ola» de arquitectos que están llevando a cabo proyectos de gran envergadura en Sudamérica.
La plaza central de la planta calle funciona como una nueva vía este-oeste que conecta el parque con el resto del barrio. Al entrar en el vestíbulo, la paleta de materiales pasa de la crudeza y la sobriedad del exterior a una estética más refinada. Por un lado, un material como el mármol, presente en el suelo y en el mostrador de recepción, hecho a medida. Por otro, los azulejos del techo, los buzones y el vestíbulo, situado tras un portal de acero ennegrecido en con tonos verde esmeralda. Que se note que estamos en un lugar donde la naturaleza es exuberante.
¿Arquitectura biofílica en un rascacielos? Sí, se puede
La arquitectura biofílica, tan de moda en los últimos tiempos, busca una reconexión entre la construcción humana y la naturaleza. No se trata de decorar con plantas, si no que su poder va mucho más allá. Edificios, objetos e incluso la ordenación urbanística pueden pensarse desde la biofilia. Y contribuir a que, mediante la alianza entre la técnica y la naturaleza, se consiga bajar algunos grados la temperatura en interiores o plazas, por ejemplo.
La biofilia de IQON se traslada de los espacios públicos al ámbito privado de cada vivienda. A través de las jardineras de hormigón integradas en la estructura del edificio y en el interior de las viviendas, se crea un espacio para las raíces del árbol de la terraza de la vivienda superior. Así, se transforma la fachada del edificio en una celebración de la biodiversidad de Quito.
Además, el edificio funciona como una granja urbana de árboles. Una vez que la vegetación plantada en las terrazas supera el tamaño de su jardinera, puede replantarse en parques de toda la ciudad. De este modo, el rascacielos más alto de Ecuador se convierte en parte de un ciclo verde: del parque al edificio, y de vuelta al parque. Todos ganan. Todos ganamos.
Fotografía: Pablo Casals Aguirre / BICUBIC / Cortesía de BIG