Una villa de los años 60 en primera línea de la Costa Brava.
Las diseñadoras Patricia e Ingrid Pratmarsó rehabilitan esta villa en primera línea de la bahía de Aiguablava, en la Costa Brava. Una reforma con reminiscencias de la arquitectura de los años 60 y el encanto de esta zona costera.
Inspiración en la arquitectura de los años 60
En el pueblo de Begur, uno de los mayores tesoros de la Costa Brava, sorprende la bahía turquesa de Aiguablava. Ante ella, se alza Ses Planelles, una imponente villa con una panorámica inigualable del enclave en el que se ubica.
Esta casa fue creada en los años 60. Por eso, cuando las diseñadoras Patricia e Ingrid Pratmarsó llegaron a ella se quedaron fascinadas con su arquitectura. Pavimentos hidráulicos, escaleras revestidas con cerámica de La Bisbal y nobles carpinterías de madera natural. Esto marcó el punto de partida de la rehabilitación. Debían conservar la esencia original de la villa y realizar una reforma en armonía con la estética de los 60 y las raíces del lugar.
Así pues, se basaron en el importante legado arquitectónico que Grupo R -familiares de las diseñadoras- dejó desde los años 50. Sobriedad, intimismo y elegancia. Pero también arte y funcionalidad. Un estilo que busca el equilibrio entre interior y exterior abriendo paso siempre a la belleza del lugar.
Muebles de obra
Este respeto por la esencia y la naturaleza de la ubicación fue decisivo a la hora de plantear el mobiliario. De esta forma, los muebles de obra visten cada rincón de la vivienda. Líneas sinceras, formas orgánicas y aberturas estratégicas que permiten que la luz y la brisa marina se cuelen en su interior.
Cabeceros, sofás, tumbonas, bancos, mesas y estanterías de mortero de cal y piedra de Begur que se convierten en puntos de encuentro familiares en los calurosos días de verano.
Además, integrado en el gran porche de la villa, aparecen una barbacoa y un horno de leña. Este porche se presenta como un cálido refugio con paredes de piedra alumbrado por lámparas de fibras naturales y los icónicos apliques Wally de Santa & Cole. En él, una mesa de obra de 7 metros revestida de microcemento está dispuesta a acoger durante todo el año las más entrañables reuniones familiares.
Artesanía local, materiales naturales y tonos neutros
Esta oda a la arquitectura de los 60 era inevitable que estuviera acompañada por la impronta de la artesanía local. Los materiales naturales imperan en el interiorismo en forma de asientos de esparto, enea y mimbre, alfombras de yute, textiles de lino o cerámicas de barro.
Los muebles de la villa son diseños a medida, de fabricación local y elaborados de forma artesanal. De esta forma, Patricia e Ingrid Pratmarsó ponen en valor el respeto por la tradición mediterránea de la zona.
Tanto es así, que la cerámica de La Bisbal aparece como hilo conductor de toda la casa. Ya antes de la reforma estos valiosos azulejos vestían paredes, escaleras y estanterías. Las diseñadoras rehabilitaron estas piezas y las combinaron con nuevas cerámicas para lograr un equilibrio entre ellas y aportar alegría y luminosidad.
Los tonos del interiorismo refuerzan este concepto. Colores neutros que neutralizan el pavimento hidráulico original en terracota y otros terrosos y azules que evocan el paisaje en el que se ubica: las rocas de la Costa Brava bañadas por el mar Mediterráneo.
Fotografía: Laia Rafols