Una reforma muy mediterránea en Valencia, por Tamborí Arquitectes.
El estudio de arquitectura sostenible Tamborí Arquitectes rehabilita esta vivienda de 80m2 construida a principios del siglo pasado en València. La ha transformado en un hogar versátil, funcional y con pura luz mediterránea.
Empezar de cero
Cuando Tamborí Arquitectes topó con este espacio, se trataba de una antigua vivienda de 80m2 construida en 1930 en el barrio valenciano de Patraix. Como la mayoría de las edificaciones de aquella época, la disposición de este piso estaba muy compartimentada. Los tabiques impedían la entrada de la luz y las habitaciones no tenían ventilación.
Los actuales propietarios, una joven pareja, buscaban una vivienda que se adaptara a su estilo de vida y su realidad. Para ello, el estudio de arquitectura derribó la estructura original para definir los tres ejes de su rehabilitación: la ampliación de los espacios, la iluminación natural y la ventilación cruzada en el interior de la vivienda.
Una rehabilitación para el día a día
Con el objetivo de crear un hogar funcional, integrador y acogedor, el estudio desarrolla una propuesta arquitectónica en la que la vivienda aparece como un gran espacio abierto. Un lienzo en blanco a partir del cual comenzar a dibujar la distribución.
Bajo un concepto abierto, la nueva distribución permite conectar todas las estancias, vivirlas al máximo y sacar partido a cada una de ellas. Pero también poder dotarlas de una mayor intimidad. De esta forma, Tamborí Arquitectes diseña un elemento unificador revestido en madera que recorre toda la vivienda y se integra en su arquitectura a la perfección.
Esta solución, además de funcional, refuerza el concepto de espacio abierto conjunto. La gran estructura acoge en su interior diferentes estancias de la casa: una habitación con vestidor, un coqueto estudio, un baño, una armariada como parte del almacenaje de la vivienda y un lavadero.
Juego de alturas
El volumen de madera se construye de forma independiente a la estructura arquitectónica de la vivienda. Casi como una cabaña, presenta su propio techo, separado de la cubierta general de la casa. Un juego de volúmenes y alturas que otorga una sensación de gran amplitud al espacio.
Además, se instalan puertas correderas para separar los espacios privados de las zonas comunes. De esta manera se potencia la unidad de la vivienda y la ventilación cruzada en su interior. Sin perder, por ello, la permeabilidad de los espacios contiguos.
Esencia mediterránea
El interiorismo que presenta la vivienda respira vanguardia y tradición. El suelo hidráulico original, un colorido mosaico hexagonal, ha sido recuperado para mantener la esencia de las viviendas mediterráneas de principios del siglo pasado. Esta valiosa alfombra cerámica aparece como protagonista en diferentes zonas de la casa, donde se realza a través de la combinación con un pavimento de microcemento.
Los tonos elegidos en la decoración y en los materiales evocan naturalidad y confort. Colores sencillos como el beige, el gris y el blanco se integran a la perfección con el ladrillo caravista de las diferentes columnas, los altos techos de madera originales o las múltiples plantas que visten esta vivienda.
Fotografía: Estudio Fandi