El diseño de autor reaviva el histórico cántaro de Argentona.

El Càntir d’Argentona, una tradición centenaria

Para entender el vínculo del pueblo de Argentona, en el Maresme (Barcelona), con el botijo hay que remontarse al siglo XVII. Debido a una pandemia, los lugareños pidieron ayuda a Sant Domènec, santo del agua. Sus plegarias fueron atendidas y, desde entonces, el pueblo le rinde homenaje anualmente, durante su fiesta mayor. Se cree que el agua de la fuente de Sant Domènec contenía propiedades curativas y, de ahí, el vínculo con el botijo, que siempre tenía que ser nuevo para mantener la pureza del agua.

Desde 1951, la festividad de Sant Domènec se acompaña con la Festa del Càntir (Fiesta de del Botijo). Y, desde entonces, cada año se realiza un cántaro distinto, convirtiéndose en todo un símbolo, codiciado por muchos coleccionistas.

La morfología ha ido cambiado a lo largo del tiempo; también su procedencia (La Bisbal, Verdú, Agost, Puente del Arzobispo…) y técnicas cerámicas (engobe, vidriado, esmaltado…). Pero, a nivel global, siempre había sido una vasija de aspecto tradicional. Hasta que, en 2017, se modernizó.

Diseño de autor para innovar la tradición

Hace cinco años, el patronato del Museu del Càntir, preocupado por el descenso continuo de las ventas del cántaro del año, viendo que el público se había envejecido y que, en general, conectaban poco con las generaciones jóvenes, decidió hacer un cambio. Nos lo cuenta Oriol Calvo, director del museo y responsable de la Fira el Càntir. «La propuesta fue dejar de reproducir cántaros tradicionales e intentar hablar con diseñadores actuales que pudieran repensar el cántaro, de forma que fuera útil a la sociedad actual y que conectara con la gente joven y urbana. Las vasijas tenían que adaptarse a esta estética más actual y a las necesidades de ahora«.

A partir de esa reflexión, decidieron contactar con diseñadores de prestigio «para que nos pudieran ayudar a traer nuevas soluciones ante esta cuestión y, de alguna manera, repensar el cántaro para la sociedad contemporánea«.

Homenaje a Puig i Cadafalch, de Quim Larrea, 2017

En 2017 el arquitecto y diseñador Quim Larrea inauguró este nuevo camino. Su botijo no tenía nada que ver con todo lo hecho anteriormente. Estaba hecho con molde y decorado con color azul, en referencia al color de los elementos arquitectónicos de la Casa Puig i Cadafalch de Argentona. El diseño fue un homenaje al 150 aniversario del nacimiento del arquitecto insignia del modernismo catalán.

La Càntirplora de Cruanyes y Bassó, 2018

Al año siguiente, el diseño se superó aún más. Firmado por los arquitectos Joan Cruanyes y Carles Bassó junto a Pol Cruanyes, la sorprendente Càntirplora aunaba el la funcionalidad del botijo con la forma de la típica cantimplora. Una apelación directa a la modernización del objeto.

Miguel Milá, 2019

Y en 2019 llegó uno de los nombres más archiconocidos del diseño patrio: Miguel Milá. «Hemos contactado con los diseñadores de más prestigio, que son los de más edad», cuenta Oriol Calvo. Y matiza que «la mayoría de estos diseñadores pronto dejarán de trabajar. De hecho, muchos están jubilados, a pesar de seguir activos artísticamente. Por lo tanto, o lo hacíamos ahora, o más adelante no teníamos la seguridad de poder trabajar con estas grandes figuras».

El mítico diseñador industrial creó un botijo elegante y funcional, específicamente pensado para ser utilizado, como todos sus diseños. En esta ocasión, el color rojizo del barro se combinó con el esmalte blanco de la parte superior del cántaro.

André Ricard, 2020

El año pasado, pese a la pandemia y la consiguiente cancelación de la feria, hubo botijo (¡no podían fallar!). Y no solo lo hubo, sino que, además, fue obra de otro peso pesado: André Ricard. En línea con su antecesor, Ricard concibió un cántaro que, además de decorativo, también era funcional: se puede beber agua fácilmente, además de guardarse en la nevera.

Elefas, de Óscar Tusquets Blanca, 2021

Este año, la Fira Argillà vuelve con más ilusión que nunca. Ganas no les faltan. Y su Botijo del Año no puede ser más apropiado. Lo ha diseñado Óscar Tusquets con la idea de «arrancar una sonrisa». Y lo consigue. Se ha alejado de la funcionalidad de otras ediciones, para centrarse en un objeto totalmente estético. Al fin y al cabo, como él mismo dice, es «un artista eminentemente figurativo».

Con una simpática a la par que poética forma de elefante, el cántaro de 2021 es una llamada a la fortuna. «El elefante es un animal oriental, símbolo de la buena suerte, que raramente se ha visto en forma de botijo», contó el propio Tusquets en rueda de prensa. Aunque, también explicó, entre risas, que «después de diseñarlo, me dijeron que había un ejemplar parecido en el almacén del museo. Como dijo Josep Pla: nunca se es original».

Objetivo conseguido

Desde el museo, Oriol Calvo nos confirma que la colaboración con diseñadores contemporáneos ha logrado su objetivo. «Es un tema, sobre todo, de prestigio. Nos está ayudando a llegar a más gente, más allá de nuestro público potencial. De hecho, nos estamos encontrado muchos seguidores de estos grandes diseñadores, que han venido y han comprado las piezas por la firma». Está claro que existen pocas oportunidades de llevarse a casa un diseño de Milá, Tusquets o Ricard por 23€.

Larga vida al diseño de autor

Al preguntar a Calvo sobre la intención de seguir explorando esta vía en futuras ediciones, la respuesta es contundente. «Rotundamente sí. Porque el resultado ha sido muy bueno. Hemos remontado de vender unos 1.500 a casi los 3.000, que es el límite que nos hemos puesto. Hacemos una tirada única de 3.000 unidades, donde todas las piezas van numeradas. Queremos seguir profundizando en esta línea, nos ha ido muy bien».

Sus indicaciones son las mínimas. Dejan total libertad creativa a cada autor. «Lo único que pedimos es que, como se tienen que producir 3.000, debe ser un diseño que pueda hacerse en serie. Esto de alguna manera condiciona el tipo de producto. Pero no damos más indicaciones».

El material, eso sí, debe ser siempre cerámico. «Nunca lo hemos dicho explícitamente, pero siempre ha quedado claro que tenía que estar hecho con cerámica, en el contexto de la Fira de la Ceràmica. Nosotros somos el Museu del Càntir y es cierto que tenemos cántaros de otros materiales (metal, vidrio, etc.), pero siempre hemos tenido claro que el mejor material posible para hacer recipientes de agua es la cerámica».

Un material, ciertamente, de moda y sostenible. De moda sobre todo a raíz de la pandemia, ya que muchísimos aficionados (sobre todo jóvenes) se pusieron manos a la obra durante el confinamiento. Y sostenible porque es un producto de la tierra, absolutamente natural. Se puede reutilizar eternamente. Aunque la pieza se rompa, no contamina. Es tierra que vuelve a la tierra, su origen.

Sobre la Fira de Ceràmica Argillà Argentona

Tradicionalmente se celebraba coincidiendo con la Festa del Càntir (el 4 de agosto) y la Fiesta Mayor de Argentona. Sin embargo, desde 2015 se ha avanzado a principios de julio. Este año se celebra el 2, 3 y 4 de julio 2021. Toda la programación en este enlace.