Sandra Tarruella Interioristas moderniza el histórico restaurante Barceloneta.
El Restaurante Barceloneta del Grupo Olivé estrena nueva cara. Diseñado por Sandra Tarruella Interioristas, su interior mejora la experiencia de un espacio donde degustar cocina marinera en estado puro y disfrutar de las excepcionales vistas sobre el Moll dels Pescadors.
Actualizar la imagen del espacio original sin perder su esencia marinera; mantener la calidez de sus comedores; y dotarlo de mayor flexibilidad. Éstas fueron las principales premisas que los propietarios plantearon a Sandra Tarruella. El equipo de interioristas se encontró con un espacio distribuido en tres plantas conectadas por una gran escalera principal. La baja, con el vestíbulo de acceso; primera, con el comedor y la terraza principal; y la segunda, con los reservados para grupos.
Depurar el espacio
Originalmente, el espacio estaba definido por una gran cantidad de madera de pino. Tanto en suelos como arrimaderos, ésta aportaba una imagen muy rústica y una iconografía excesivamente tradicional del universo marinero.
Para darle una imagen más contemporánea, la intervención reduce la cantidad de madera, introduciendo una mayor riqueza de materiales. Asimismo, depura el attrezzo clásico para expresar códigos marineros más actuales. Además, aporta una mayor claridad y luminosidad a una zona cargada de tonos oscuros, sin perder por ello su carácter acogedor.
La forma original del vestíbulo, que recreaba el interior de un barco, se conserva. Como novedad, se ha aclarado el tono del revestimiento de la madera de pino en suelos, paredes y techos. A él se añaden una gran estantería de hierro para la exposición de vinos y un banco corrido en madera y tapizado azul. La zona de espera se acompaña de mesitas blancas y taburetes de madera maciza.
Los antiguos barriles de madera se han sustituido por cilindros lacados en tonos beige y amarillo cálido. A ellos se suma un nuevo mueble funcional delante de la bodega para ofrecer copas de degustación.
Mural de colores marineros
La escalera que conecta con los pisos superiores amplía el ancho de sus peldaños y se tapiza con moqueta. Un colorido mural cerámico inspirado en los códigos de las banderas náuticas acompaña todo el recorrido. Su acabado brillante añade dinamismo a una pared donde hasta ahora no pasaba nada.
El comedor principal incorpora blanco roto en paredes y techos, y azul marino como arrimadero en gran parte de las salas. A los revestimientos de madera de pino original, ahora rebajado de tono, se les unen las lamas de roble del nuevo reservado ganado al forjar un doble espacio. Una madera más noble, utilizada aquí para añadir calidez.
El frente de cocina se reviste con cerámica amarilla cálida que aporta mayor color. Gran parte del mobiliario fijo se recubre de mármol blanco o de hierro, garantizando así su durabilidad.
Imagen más contemporánea
El mobiliario existente se ha recuperado y retapizado. Además, se han incorporado nuevas sillas de mimbre, que recuerdan al mobiliario de las cubiertas de antiguos cruceros. También se han introducido mesas y mostradores centrales de madera encontrados en anticuarios.
Lámparas de sobremesa de luz apantallada conviven con otras suspendidas en blanco de Santa & Cole y Marset, que añaden carácter naútico.
Con la misma premisa que en el comedor principal, los reservados aprovechan el suelo de madera, incorporando el blanco roto en paredes y techos y el azul marino como arrimadero. A diferencia de la planta inferior, donde hay más variedad de mobiliario y revestimientos, en este caso los espacios se visten con una gran instalación de lámparas de mimbre, alfombras de fibras naturales y cortinas de lino natural. Se dejan así los espacios muy diáfanos para poder jugar con múltiples distribuciones en los reservados.
Los diseñadores han colaborado con Carme Balada para desarrollar una colección de nuevos jarrones inspirados en elementos marinos, y con Claudia Valsells. Esta última ha creado 4 piezas que explican la historia geográfica de la Barceloneta basándose en su técnica y color.
El resultado final es un espacio contemporáneo, luminoso y cálido, inspirado en la imagen de un club náutico y que huye de la imagen clásica de un chiringuito de playa que no se corresponde con la calidad gastronómica ofrecida en su interior.
Fotografía: Meritxell Arjalaguer