Pavillon A, arquitectura cristalina en Canadá.
Inspirado en la Ben Rose House de James Speyer (1953), discípulo de Mies Van Der Rohe, y en la Glass House de Philip Johnson (1939), el estudio de arquitectura canadiense Maurice Martel Architecte muestra su proyecto Pavillon A. Un pabellón para el relax y el baño en Saint Bruno de Montarville en Montreal, Canadá.
Un pabellón para un jardín
Pavillon A es el complemento perfecto de un alojamiento ya existente. Una pieza que permite guarecerse durante los duros inviernos de Canadá, y abrirse por completo hacia el jardín, cuando estos ya han pasado.
Como sus predecesores, Pavillon A es una pieza horizontal con una potente cubierta plana. Se apoya sobre una estructura ligera que construye el volumen y absorbe las carpinterías necesarias para la construcción de los paños de vidrio que cierran el perímetro. Casi diríamos que el pabellón se construye con una línea principal, la horizontal de la cubierta. Sin embargo, esta potente y rotunda operación no resta complejidad y artificio al resto de mecanismos necesarios para llegar a la imagen de los referentes de los que bebe: la Ben Rose House de James Speyer (1953) y la Glass House de Philip Johnson (1939).
Perímetro cristalino y estructura metálica negra
En cuanto a los principales materiales que configuran este volumen, tenemos el acero y el vidrio. La estructura metálica genera un orden al que se adhieren el resto de elementos de cierre, como las carpinterías de aluminio negras.
Por otro lado, la estructura se retranquea hacia el interior y deja la cubierta volada y exenta de apoyos en los bordes. El vidrio rodea por completo el Pavillon A y consigue que el jardín se refleje en el mismo, multiplicando la textura verde del entorno.
La presencia de una cubierta, altamente tecnificada, con mecanismos como las claraboyas para introducir luz cenital, contrasta fuertemente con la de las carpinterías. Estas funcionan más como un velo, que permite abrir el pabellón y extenderlo hacia el jardín.
Interior tropical
En el interior se liberan las restricciones formales y se desarrolla un proyecto de interiorismo. La imagen y el orden modernos van perdiendo intensidad a golpe de gres porcélánico gris, plantas tropicales y una curiosa rareza, el baño. Se trata de un volumen cilíndrico alistonado en madera de cedro, colocada en una esquina del pabellón. Este volumen tiene integrado un banco que. por su posición contemplativa hacia el jardín, busca el rincón dentro de la condición diáfana del espacio de la piscina.
No es la última sorpresa que nos da esta pieza. Al abrirla de una manera radical, todo el baño se convierte en una linterna de luz. Un espacio que, por sus condiciones geométricas y lumínicas, tiene una claridad difusa, alejada de la ortogonalidad del volumen del pabellón.
Fotografía: Adrien Williams