A-G Studio lleva el diseño mexicano a máximos en el hotel boutique Casa Hoyos.
El interiorismo es obra de A-G Studio que, fiel a su estilo, integra la cultura mexicana y los recursos locales del país a las tendencias globales. Una combinación heterogénea de colores, el uso de materiales tradicionales como el barro vidriado y las obras de artistas y diseñadores autóctonos conforman un interiorismo ecléctico que atrapa por su vitalidad.
Un proyecto de A-G Studio
Situado en el corazón de San Miguel de Allende, en México, el nuevo hotel boutique Casa Hoyos emerge como una demostración del buen estado del diseño mexicano actual. El estudio de interiorismo A-G, encargado del proyecto, es una clara prueba de ello. Todo su trabajo destila vitalidad y modernidad, a la vez que pone en valor la rica cultura tradicional del país. Además de diseñar lugares con una fuerte carga estética, Andrés Gutiérrez y Mayela Ruiz crean ambientes que potencian, como ellos mismos dicen, «el intercambio de información y sentimientos entre el usuario y el espacio, mediante la psicología, el color y la adecuada selección de diseño de mobiliario». Y, efectivamente, uno se siente así cuando entra en Casa Hoyos.
Una casona colonial con historia
Antes de que la cuarta generación de la familia Hoyos la convertirse en hotel, la casona colonial pasó por distintas etapas, algo que los interioristas han querido reflejar en el proyecto final. La propiedad fue adquirida por la familia Hoyos a principios del siglo XX, tras el regreso de España del patriarca. En ella han transcurrido diversos tipos de negocio. Primero fue una casa de cambio de moneda; después, una tienda de granos y semillas. Todos estos momentos han influido en la selección de materiales y elementos decorativos de la actual Casa Hoyos, concebido como una muestra de arquitectura vernícula.
Todo el proyecto gira alrededor del patio central, adaptando una distribución concéntrica. Es un patio abierto, bordeado por balcones de estilo andaluz, que recuerda a las típicas casas del sur de España.
La restauración del patio, la nueva edificación de la parte posterior y todos los detalles han tenido que hacerse ateniéndose en todo momento a las normativas de conservación del patrimonio histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Todo un reto para el equipo de diseñadores, que ha querido mantener el aire bohemio que tanto caracteriza la ciudad de San Miguel de Allende.
En el primer nivel del edificio llama la atención el mural de la Virgen Dolorosa de Loreto. Está fabricado y pintado a mano, en talavera vidriada. Simboliza la conexión de la familia con España, donde se encuentran sus orígenes.
Bajo el mural, se exhibe uno de los bancos de semilla originales, debidamente restaurado. A lo largo del hotel encontramos varias piezas que pertenecieron a sus anteriores etapas. Los interioristas las han mezclado hábilmente con mobiliario diseñado por el propio estudio. Como guinda, la decoración incorpora también obras de artistas y diseñadores mexicanos, como Melissa Ávila, Isaac Cruz, Paloma Layseca, Andrea Flores y Lucía Soto.
Mix de colores
El efecto ecléctico del ambiente se logra, también, gracias a una combinación de colores de lo más heterogénea. Hay un fuerte predominio del amarillo, que encontramos plasmado en azulejos de barro vidriado (como curiosidad: su disposición simboliza una mazorca de maíz). Se combina con tonos ocres y rojizos, presentes en las baldosas de barro elegidas para el suelo, así como en parte de la decoración de textil, lana.
El negro también adquiere gran protagonismo. Los pasillos de las áreas comunes están pavimentados con loseta de pasta negra, que conecta con el interior de las 16 habitaciones del hotel.
Otra curiosidad: la parte interior de los arcos que rodean el patio están revestidas con azulejos de barro como representación de las serpientes que aparecen en el escudo familiar de los Hoyos.
Esta eclosión de color y de barro en todas sus vertientes se rebaja (muy sutilmente) con la elección del cemento para la fachada interior. Todo en una pieza. Es un guiño al modernismo mexicano.
Habitaciones
De la misma manera que todos los materiales y acabados para las zonas comunes son propios de diferentes partes de la República Mexicana, el interiorismo de las habitaciones reúne lo bueno y mejor del diseño local. Las lámparas son de Editora Nacional, los sillones calaca de Comité de proyectos, las macetas con espejos de Paloma Layseca y los gobelinos tejidos de Meli Ávila.
Atardecer en la azotea
La experiencia culmina en la espectacular terraza, desde donde se pueden admirar los bellos atardeceres de la ciudad acompañados de la mejor gastronomía del país en el bar BEKEB.
Fotografías Diego Padilla para A-G Studio.