Mireia Riera y Jordi Ruiz, fundadores de la editora de diseño sic97.

¿Cómo se inició vuestra relación profesional?
Mireia: Por el amor que sentíamos por los diseños de Elmar Thome, y que ninguna empresa editaba. Con el tiempo fuimos amando más diseños de gran valor, desaparecidos del mercado, y nos lanzamos a crear nuestra editora sic97 para producirlos.
Jordi: Coincidiendo en la inquietud por diseños olvidados que nos han apasionado siempre, y al momento de plantearlo nos pusimos de acuerdo enseguida. Mis inicios profesionales fueron en B.D Barcelona Design, dónde conocí a Mireia y empezamos a mantener una amistad que después de veinte años retomamos para crear una nueva aventura profesional.

¿Qué es para ti el diseño?
Mireia: Diseñar es pensar con rigor y pasión en algo y darle forma. Es pensar en los usuarios y en la amabilidad que puede generar. Este es un concepto al que cada vez doy más importancia. Me gusta que además de solucionar los problemas funcionales, provoque un uso “simpático”.
Jordi: Crear un producto que responde a una necesidad, una forma de vida. En tu entorno particular necesitas estar acompañado de aquellos objetos, lámparas, mobiliario… que te faciliten la vida y que te acompañen durante muchos años.

¿Qué significa crear?
Mireia: Crear es todo. Es buscar, es encontrar, es decidir y es hacer realidad. Es también utilizar los sentimientos, la poética, para relacionarnos y llegar a soluciones comunes. Y también se crea cuando se reúnen elementos de todas las disciplinas.
Jordi: Construir sobre la base de la experiencia y las emociones, estudiar cómo responden los materiales frente a su manipulación, sea artesanal o industrial. Y lo más importante, escoger qué acabado final aplicar. Es lo que la gran mayoría del público valora. Crear en mi caso es una necesidad constante, tanto que en pleno proceso sigo creando.

¿En qué sois buenos?
Mireia: Creo en lo que hago y le aporto un gran entusiasmo a mi trabajo. Evidentemente no es suficiente, falta también el rigor y el conocimiento.
Jordi: En interpretar el diseño en su inicio y trasladarlo al mundo industrial para hacerlo realidad. Adaptando el diseño a la industria, procurando mantener su originalidad y convenciendo a los empresarios para que se arriesguen a realizar aquellos diseños que nunca se habían planteado. Busco el beneficio mutuo entre el diseñador y la industria, la buena sintonía crea sinergías muy positivas.

¿Qué os aportáis el uno al otro?
Mireia: Me transmite su rigor y constancia en los procesos proyectuales, todo ello con grandes dosis de simpatía.
Jordi: De Mireia destacaría su ilusión y energía constante desde el primer día que la conocí, tanto en lo cotidiano como en lo profesional.

¿En qué os gustaría mejorar?
Mireia: Siempre he tenido problemas de impaciencia y me gustaría tenerlo todo ya. La realidad te impone unos “tempos” necesarios para que todo se asiente.
Jordi: En moderar mi autoexigencia, siempre creo que se puede hacer mejor o de otra manera. Y el desconectar es otro tema que llevo fatal, voy con los proyectos siempre encima, esto me causa algún reproche en mi entorno.

¿Cómo ha influido tu formación en tu carrera?
Mireia: Mi formación ha sido básica. Los estudios de diseño me metieron de lleno en la profesión sin casi darme cuenta. De todas maneras, la formación no termina nunca. Te formas viendo una película, leyendo un libro.
Jordi: Como autodidacta, el absorber tanto de diseñadores como de industriales me ha aportado unos conocimientos que me han ayudado a desarrollar los productos de una manera muy lógica. Y sobre todo haciendo de enlace entre el diseño y la industria, he aprendido a mediar entre ambas partes. Ésta, suele ser la fase más complicada.

¿Qué es lo que más te gusta de lo que haces y cuál es el momento en el que disfrutas más del proceso?
Mireia: Me cuesta separar un momento determinado. Seguramente, la parte menos interesante para mí es la relacionada con lo burocrático. Los inicios, tanteando soluciones, intentando no tener juicios a priori son muy apasionantes.
Jordi: Interactuar con el diseñador y el industrial para que hablen el mismo idioma. También disfruto creando prototipos en el taller, con mis propias manos, siempre bajo la mirada de auténticos profesionales.

¿En qué etapa de tu carrera profesional te encuentras?
Mireia: Me encuentro en una etapa fantástica porque ya solo hago lo que me gusta e interesa.
Jordi: En este momento, estoy dando visibilidad a mi profesión, que siempre ha estado vinculada al departamento de producción de una editora y que ahora también da servicio a profesionales del sector.

¿Cuál es tu cliente ideal?
Mireia: El inteligente. Que te escucha aunque no vea clara la solución, pero no se aferra a sus ideas sin más.
Jordi: El flexible, que permite adaptar el diseño a un proceso industrial o materiales más adecuados. Que no le teme al riesgo y permita experimentar. Y sobre todo con paciencia y sentido del humor, esto hace que el proyecto sea mucho más relajado y divertido.

El diseño. ¿Para qué?
Mireia: Para todo y para todos. Se diseñan planes estratégicos, políticas buenas y malas, armas, comidas, sillas, luces. Todo es diseñable.
Jordi: Todo lo que nos rodea es diseño, para mejorar nuestra calidad de vida, para leer un libro confortablemente, para cocinar, para compartir una cena hasta altas horas de la noche. En definitiva, todo lo que nos rodea identifica nuestra filosofía de vida.

¿En qué momento se encuentra el diseño bajo tu punto de vista?
Mireia: Refiriéndome solamente al diseño de objetos, creo que hay una tal superproducción que tiene al consumidor muy despistado. Evidentemente, existen buenos diseñadores con excelentes productos, de la misma manera que existen bluffs. Técnicamente se puede hacer casi todo, y también se pueden hacer tonterías.
Jordi: Es un momento crítico, vivimos en una gran burbuja y las redes sociales no ayudan. Necesitamos identificar el diseño de autor y su filosofía, no todo vale.

Queremos agradecer a Mireia Riera y Jordi Ruiz el tiempo que nos han dedicado para poder realizar esta entrevista. Podréis saber más sobre ellos en sic97.com.

Entrevista, fotografía y textos equipo Slowkind
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