Casa A, anclada al suelo en un valle mexicano.
En un entorno impresionante, junto al lago de Avándaro, en el valle mexicano de Bravo, la Casa A aporta escala como elemento de transición entre el paisaje y el ser humano. «La intención de la casa es apropiarse del entorno privilegiado en donde se sitúa, y lograr que el habitante viva el lago».
La forma en A, característica de las casas de la zona e impuesta por el reglamente local, es llevada aquí a su máxima expresión al prolongarse hasta el suelo a través de una rotunda estructura metálica que funciona como parte de la vivienda.
Su orientación, abierta al lago por su cara norte, y el clima subhúmedo de la zona, obligó a los arquitectos a buscar la orientación solar en otras direcciones, a través de balcones laterales que permiten recibir la radiación solar y aprovechan los ángulos más agudos de la forma en A, que de otra forma hubieran quedado inutilizados.
La combinación de materiales naturales como la piedra, la madera, el acero y el cristal; y los espacios de gran altura dan lugar a un ambiente cálido y contemporáneo. Una casa moderna, donde una estructura vanguardista convive con materiales y técnicas de construcción acordes a la tradición local, generando una arquitectura que cuestiona nuestro entorno y manera de habitarlo. Porque, y como afirman desde Método, «la arquitectura es un ‘método’ para generar espacios a través de límites y formas».
Fotografía: Tatiana Mestre