Una reforma llena de vida en El Putxet.
El proyecto consistió en reconvertir un local de 150m2 en planta baja a vivienda, en la que Arquitectura-G actuó únicamente en la compartimentación interior y en el pavimento. Las paredes originales de la casa se mantuvieron intactas, y la intervención, de carácter elemental pero contundente, consistió en la articulación del espacio existente mediante un juego de planos verticales. El proyecto perseguía que la relación visual con el exterior, la luz y la vegetación fuera constante a través de la disposición en diagonal de los elementos del proyecto.
Las diagonales van estrangulando y ensanchando el espacio, generando rincones y pasajes. Los planos no llegan a tocar las paredes ni llegan a la altura del techo original, haciendo patente la diferencia entre lo nuevo y lo preexistente y aportando una personalidad única al espacio.
En cuanto a la elección de materiales, se ha optó por un marcado carácter mediterráneo. Las superficies verticales se revistieron de materiales brillantes como la baldosa cerámica esmaltada o el espejo, de modo que se multiplicara la luz que entra desde la terraza exterior. Además del reflejo de la luz, se observa el contraste entre la geometría pura de los tabiques y lo salvaje de la vegetación en sus reflejos. Para el pavimento se ha optó también por un material cerámico, en este caso rasillas cerámicas mates en el suelo, que aportan calidez contrastando con los planos verticales.
Con el privilegio añadido de ver la obra ‘ya en uso’, se puede ver perfectamente cómo la simplicidad expresiva y la neutralidad de la intervención han asegurado completa libertad al dueño. De esta manera, ha podido expresar su propia personalidad en su apropiación del espacio interior.
Fotografías: ©José Hevia