Anna Podio firma una caja de cristal volcada sobre la Costa Brava.
La Costa Brava, en Girona, encierra enclaves espectaculares, que se convierten en auténticos miradores sobre un Meditrerráneo que en esta comarca se revela en estado puro. La arquitecta Anna Podio ha construido una casa en V en uno de estos miradores, una solución que permite disfrutar de la salida del sol hasta el ocaso. Además de unas vistas espectaculares.
El proyecto consistía en diseñar un edificio cerrado a norte y abierto al mar. Una casa que quedase salvaguardada de la Tramontana -el fuerte viento que azota a menudo en esta zona- y, también, protegida de la vista de los curiosos.
La distribución se hizo en dos plantas y en tres bloques abiertos de este a oeste, sobre el mar Mediterráneo. La disposición de los bloques, permitía una orientación sobre la bahía de 180º y la posibilidad de contemplar el recorrido del sol desde la salida hasta su puesta.
La parcela original, con una fuerte pendiente descendiente hacia el mar, representaba un reto constructivo a la hora de asentar el edificio e integrarlo en el paisaje. Evitar los movimientos de tierra y el impacto ambiental fue lo más difícil, y a la vez, lo más gratificante del proyecto.
El revestimiento de fachada se trabajó con piedra natural caliza y gres porcelánico de gran formato. La primera, piedra blanca, se colocó en planta superior para jugar con los volúmenes y la luz. El segundo, cerámica negra, reviste la planta inferior, dándole ligereza y fundiéndola con la tierra y la vegetación.
En el interior de la casa , distribuida en 2 plantas abiertas, los revestimientos se han trabajado con piedras naturales y porcelánicos de gran calidad. La domótica y los sistemas de captación de energía solar, dotan la casa de un gran confort y suponen un importante ahorro energético.
La eficiencia energética se ha conseguido con la orientación, la ventilación cruzada entre plantas, la domótica y los sistemas de captación de energía solar. También jugaron un papel importante la iluminación a base de Leds, tanto en el interior como en el exterior, la carpintería de aluminio con cristales de muy baja emisividad y los sistemas de protección solar.
La piscina desbordante, de muy pequeñas dimensiones, pretendía introducir el mar en el edificio, dotarlo de un pedacito de Mediterráneo a medio camino entre el salón y la cocina.
La planta inferior, con tres fachadas bajo tierra, alberga las habitaciones beneficiándolas de la inercia térmica que ésta les proporcionaba.
El jardín se diseñó a base de planta tapizante, aromática y arbustiva, así como de arbolado autóctono. Ésta es la solución aportada por Anna Podio para facilitar, en un futuro próximo, la convivencia de la vivienda con su entorno.
Fotografías de Jordi Miralles.