Herzog & de Meuron en la EXPO Milano. Una oda a la agricultura.
Las ideas del creador del movimiento Terra Madre, uno de los proyectos de Slow Food, inspiraron a Herzog & de Meuron, Stefano Boeri, Ricky Burdett y William McDonough a la hora de crear un master plan para la EXPO Milano 2015. En lugar del banal y mediático espectáculo arquitectónico en el que se han convertido este tipo de eventos internacionales, querían que se pusiera en evidencia toda la belleza de los paisajes agrícolas de este planeta, así como todos los desafíos asociados a los problemas de superpoblación, como la sequía o la fertilización artificial, por poner tan sólo unos ejemplos.
© 2015, Herzog & de Meuron Basel
Partiendo del sistema atemporal de cuadrícula ortogonal (con su cardo y decumano) de la ciudad tradicional romana, se propuso liberar a los participantes de los habituales ejercicios arquitectónicos formales y enfatizar más el lema de la exposición Alimentar el planeta, energía para la vida, presentando sus paisajes y jardines agrícolas nacionales en sencillas estructuras expositivas facilitadas por los organizadores.
© 2015, Herzog & de Meuron Basel
De esta manera la presencia de ninguno de los pabellones sería abrumadora, y el gran boulevard se convertiría en un enorme jardín planetario.
© 2015, Herzog & de Meuron Basel
© 2015, Herzog & de Meuron Basel
De esta propuesta, los organizadores sólo aceptaron el trazado urbanístico en planta y sus autores abandonaron el proyecto de reinventar el planteamiento las exposiciones universales del siglo XXI.
Una llamada de Carlo Petrini –quien hasta el momento se había resistido a participar en un espectáculo que prefiere dar visibilidad a las grandes compañías agrícolas que a su movimiento Slow Food– convenció a Herzog & de Meuron para realizar su pabellón en un emplazamiento muy interesante dentro de su master plan.
Los arquitectos suizos han realizado el proyecto que siempre habían imaginado para ese espacio triangular situado en el extremo este del bulevar central de la Expo, con el posicionamiento perfecto para convertirse en uno de los principales foros públicos dentro del concepto de su ordenación.
El pabellón anima a los visitantes a descubrir la importancia de la biodiversidad agrícola y alimentaria, con el fin de que conozcan toda la variedad de productos que son protagonistas de dicha biodiversidad, y tomen conciencia de la necesidad de adoptar nuevos hábitos de consumo.
Su propuesta arquitectónica y expositiva se basa en un esquema muy sencillo que recrea la atmósfera de los refectorios y de los mercados. Los visitantes reciben mensajes sobre los diferentes hábitos de consumo y sus consecuencias sobre nuestro planeta en diferentes formatos -audiovisual o a través de textos clave escritos sobre carteles-, pueden reunirse y discutir con personas relacionadas con la agricultura sostenible y con la producción local de alimentos para aprender acerca de enfoques alternativos, y pueden oler y degustar la riqueza de la agricultura y la diversidad biológica de los alimentos.
El proyecto se compone de tres cabañas o estructuras de madera arcaicas, casi primitivas que definen el espacio triangular de un patio interior o mercado. Se trata de tres edificaciones largas y estrechas que evocan la casa de campo lombarda, la cascina.
Cuando la Expo finalice estas tres construcciones se desmontarán y se volverán a montar para cumplir la función de cobertizos de jardín en huertos escolares de toda Italia, dentro del programa escolar nacional para la educación alimentaria y ambiental Orto in condotta, asesorado por Slow Food.
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