Långholmen Hotel & Youth Hostel, o dormir en una cárcel de Estocolmo.
El nombre Långholmen indica una isla larga y estrecha, ocupada por los suecos desde el siglo XVI cuando Gustav Vasa hizo acampar allí sus tropas antes de conquistar la ciudad. El empresario cervecero construyó allí una magnífica mansión a mediados del siglo XVII para poder tener cerca sus campos de cultivo, que fue adquirida por el Estado y transformada en penal para mujeres en el año 1724, función que desempeñó hasta 1975. Para salvar el edificio de la ruina y el abandono, en 1989 se decidió transformarlo en un hotel-hostel, función que desempeña en la actualidad sin perder su identidad.
El interior se ha respetado en su mayor parte, por lo que los usuarios pueden pasar la noche en una auténtica celda que dispone de dos a cuatro camas y que por su anterior uso ofrece originales e inteligentes soluciones para convertir la estancia en lo más confortable posible. Sorprendente, ¿verdad? Pero la optimización del espacio y, por qué no, la comodidad para las estancias breves fueron claves en la concepción de la antigua cárcel sueca.
Para los nórdicos, el disfrute de la naturaleza es una clave para garantizar la buena vida. Y eso es lo que ofrece también Långholmen, ya que la puerta de entrada da a una encantadora playa en la que disfrutar del verano y del buen tiempo… que sí, también existe en aquellas latitudes.
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Långholmen Hotel & Youth Hostel