Bienal de diseño de Saint-Ètienne: este año, la Belleza.
En esta ocasión la temática propuesta por los comisarios jefes, Elsa Francès y Benjamin Loyauté, ha sido la Belleza, una cuestión bastante peliaguda en el mundo del diseño que incluso genera divisiones entre quienes defienden la función por encima de la forma o viceversa. A través de alrededor de una veintena de exposiciones, la novena bienal de Saint-Ètienne ha tratado de mostrar las distintas experiencias y aproximaciones a la belleza que se producen en el mundo global a través del diseño de objetos, examinando la importancia de las diferentes formas de belleza y los significados que estas dan a las funciones, usos o nuestra calidad de vida.
La bienal se ha cuestionado por ejemplo cómo un individuo puede cubrir sus necesidades de identidad propia y personal en un momento en el que la producción industrial ha globalizado totalmente nuestro entorno y si el diseño es capaz de llegar a ofrecer una cierta pluralidad de formas y experiencias. El desafío en esta bienal estaba en mostrar que, más allá de la monotonía y repetición que genera la globalización, otras rutas estéticas son no sólo posibles sino toda una realidad. Y así, Elsa Francès y Benjamin Loyauté han puesto a trabajar a una serie de diseñadores como comisarios, que han explorado esta cuestión a través de una exposición en la que cada uno ha mostrado una faceta diferente de cómo puede manifestarse la belleza en el diseño incluso a través de la personalización o el tuneado.
Benjamin Loyauté ha sido asimismo el comisario de una de las dos exposiciones principales, Hypervital, que hace un llamamiento a la esencia del diseño como disciplina visionaria dirigida a mejorar el mundo en que vivimos. Hypervital analiza nuestra sociedad en crisis y en qué fallamos, mostrando proyectos de investigación que sí que mejoran nuestra calidad de vida como el ideado por la portuguesa Susana Soares para detectar cáncer y otras enfermedades a través del olfato de abejas entrenadas o el detector y explosionador de minas Mine Kafon diseñado por Massoud Hassani (en la imagen inferior).
Este objeto también se puede ver en la exposición Diseño para vivir del Museu del Disseny de Barcelona, lee más en diarioDESIGN.
La otra exposición principal, Beauty as unfinished business, cuenta con Kim Colin y Sam Hecht del estudio londinense Industrial Facility como comisarios. Para ellos, la belleza es un concepto totalmente abstracto que no es necesariamente representación de algo más; es por tanto algo inmaterial que incluso puede no tener ninguna conexión con el contexto.
Productos como la elegante botella de agua mineral diseñada por el estudio español Series Nemo para los supermercados Aldi forman parte de esta muestra, cercada por un muro incorpóreo a base de cuerdas negras muy efectivo tanto para delimitar la exposición como para generar intimidad a lo largo del recorrido.
Otra muestra por el contrario ahonda en la noción de lo grotesco, Vous avez dit bizarre? Está co-comisariada por Bart Hess y Alexandra Jaffe y reúne proyectos de diseño contemporáneo que juegan con códigos de estilo grotesco tanto lúdicos como siniestros para a través de la exageración mostrar los vicios de la sociedad contemporánea y sus continuos deseos insatisfechos o ultra-narcisistas.
La bienal también se ha aproximado a temas más prácticos y directos a través de exposiciones como Form follows information y No randomness. La primera, comisariada por Gaëlle Gabillet y Stéphane Villard y con un diseño expositivo muy estilo Memphis, incluye objetos y maneras de representar datos sociológicos, hechos científicos o consideraciones espirituales, como por ejemplo las pirámides de edad ideadas por Mathieu Lehanneur (en la imagen inferior a la izquierda).
No randomness por su parte es quizá una de la exposiciones más interesantes y sobre todo cercana ya que cuenta la historia de objetos cotidianos y cómo su forma responde a particularidades muy específicas, nada aleatorias y completamente ligadas a su función.
El comisario, Oscar Lhermitte, explica así a través de su selección de objetos cómo los diferentes tipos de pastas italianas están ideadas de manera que por su forma se mezclan mejor con una salsa en concreto o que los rellenos de poliestireno para embalar piezas frágiles responden a una cierta forma que hace que con el propio peso del objeto se compacten y no bailen.
Las tapas de las alcantarillas son redondas no sólo porque son pesadas y así se manejan mejor sino porque es la única forma que no se podría colar y caer por su propio hueco.
Las chapas de las botellas tienen 21 muescas porque de este modo circulan perfectamente por la cadena de montaje, antes tenían 24 y se atascaban.
El cubo de apagar fuegos es de fondo redondo para que tenga que estar siempre colgado y no termine usándose para otra cosa, aparte de que facilita una trayectoria perfecta del agua hacia un punto determinado. Una interesante exposición que saca a la luz la belleza escondida en la forma y función de muchos objetos cotidianos.
Fotografías: Pierre Grasset
Las experiencias de la belleza Bienal Internacional de Saint-Ètienne Del 12 de marzo al 12 de abril Cité du design 3, rue Javelin Pagnon 42000 Saint-Étienne Francia