Así es la receta estrella del restaurante Embat, en l’Eixample.
“Los buenos proyectos, como los platos, nacen del equilibrio entre todos sus ingredientes”, nos cuentan. Así que tomad nota de cómo se ha elaborado la nueva carta.
El ‘chef’ del espacio: Jordi Ginabreda. El restaurante ha elegido a este estudio de interiorismo catalán para la remodelación de este local situado en los bajos de un edificio modernista.
Lista de la compra. “Al igual que los buenos cocineros, los interioristas deben trabajar los ingredientes en las proporciones adecuadas para un resultado óptimo”. Como comentábamos arriba, Embat marida alta cocina y bajo presupuesto. Esto también debía aplicarse a la remodelación, de modo que siguiendo las necesidades del local, decidieron intervenir lo mínimo en techos y suelo y centrarse en las paredes, la iluminación, los colores y el mobiliario.
Oferta del día: lo bueno de no modificar los suelos y techos es el hecho de que el local puede presumir de una bóveda de estilo catalán y un pavimento de baldosas cerámicas originales.
El plato estrella: la lámpara central. El local está en un semisótano a un metro por debajo de la cota de calle. Poca fachada y, por tanto, poca iluminación natural y también poca visibilidad desde el exterior. El reto pasaba por resolver estos dos problemas para poder cumplir con otra de sus máximas: “las buenas recetas necesitan, para triunfar, buenas materias primas debidamente manipuladas y presentadas”.
Para ello optaron por una gran lámpara, diseñada específicamente, compuesta por veinticinco puntos de luz que buscan emular una constelación que guíe los pasos de los comensales. Y la idea no sólo soluciona la cuestión – si bien el ambiente del local continúa siendo tenue – sino que se ha convertido en un reclamo para los peatones.
Por cierto, el banco y la celosía de tricapa de abeto que recorre longitudinalmente el restaurante incluyen estructuras de soporte para las lámparas que iluminan las mesas para dejar las bóvedas limpias de cualquier tipo de instalación eléctrica.
Técnicas de cocina. El tono de la madera y la pintura elegidos contribuyen a aumentar la luminosidad del local, desde cuyo salón, por cierto, puede verse la cocina del auténtico chef: Santi Rebés.
Segundo plato. El color de las sillas lacadas en colores amarillo y marrón rompe con la monotonía cromática de las paredes, dominadas por los colores blanco, turquesa y madera.
Los espejos, por su parte, ejercen un efecto multiplicador en las dimensiones del espacio.
El resto de la carta. El local necesitaba mejorar su acústica. Para ello han cubierto gran parte de las paredes con una segunda piel de material fonoabsorbente.
Fotografías: estudio Jordi Ginabreda
Embat Carrer de Mallorca, 304, Barcelona restaurantembat.com