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Gemma Figueras
13 junio 2011

La experiencia tecnológica del nuevo restaurante Holyfields en Berlín, de Ippolito Fleitz Group.

Holyfields supone un concepto totalmente nuevo de restaurante de comida rápida. Ippolito Fleitz Group ha sido el estudio encargado de desarrollar en él un espacio modular, con diferentes escalas y una imagen propia. Simplicidad, tecnología y rapidez en un entorno muy cuidado. Para clientes exigente y urbanos que buscan una experiencia diferente en un restaurante acogedor y con buena relación calidad-precio.
El espíritu de la marca se basa en el concepto “tiempo para comer”. Gracias a un innovador y sofisticado sistema de pedidos, los comensales disfrutan de más tiempo para comer, ya que en Holyfields se busca que los clientes se relajen en su mesa en lugar de esperar en una cola.

¿Y cómo lo han logrado? Para empezar, el menú-cuestionario de pedidos se muestra en una de las 10 pantallas táctiles que ocupan la zona de entrada, que exhiben el menú en formato de imágenes y vídeos. A continuación, el cliente toma un señalizador electrónico y se dirige a su asiento. Este emite una señal cuando el alimento está listo para ser recogido en el mostrador central.

El cliente es guiado a través del espacio a través de una coreografía precisa; un gran mostrador blanco central, apoyado en diferentes pies, le da la bienvenida. El techo iluminado designa esta estación como el punto central de la sala.

Justo a la derecha, el conjunto de terminales de pantallas táctiles en acero blanco suponen una nota un tanto antropomorfa, como si estuvieran a la espera de su solicitud. Sus cuatro robustos pies evocan muebles antiguos o personal listo a ofrecer sus servicios.

El comedor contiene una amplia variedad de asientos. Desde la zona de estar se ponen en escena cuatro niveles que se escalonan en altura, desde las ventanas de la fachada a la pared posterior. Junto a las ventanas, una zona de barras de madera con cuatro sillas recrea una situación de “restaurante clásico”. Las luminarias colgantes han sido especialmente diseñado para aportar intimidad a esta zona.

El siguiente nivel lo conforman una hilera de mesas blancas con bancos tapizados, de dos plazas. Son cinco grupos de mesas delimitadas por un zócalo de madera oscura y el techo, ligeramente más bajo. Una red de cordones de caucho separa estas cabinas individuales sin obstaculizar la vista a través del espacio.

El siguiente nivel ofrece asiento en una larga barra de roble blanqueado, situada en la zona de mayor actividad del restaurante. Por último se ubican cuatro mesas blancas de seis plazas, que a la misma altura que la barra, se alinean con la pared posterior. Se ha equipado con tablillas de madera oscura, formando recintos de gran capacidad en forma de U. Este área ofrece las mejores vistas de toda la sala, desde una posición un poco más retirada.

Gracias a la planta abierta del local, el visitante puede ver el otro extremo de la sala desde la zona de entrada. La pared del fondo la ocupa el mostrador de los alimentos, un lugar destacado por  placas de cobre de suelo a techo.

Delante de este telón de fondo se encuentra un amplio mostrador de acero inoxidable. Su superficie frontal está decorada con los pliegues de un imaginario mantel blanco, mientras que un espejo-pedestal refleja el motivo de los pies del mostrador de entrada.

El mostrador de alimentos se ha planificado como si fuera el buffet de una fiesta. Las escotillas y paredes de cristal traseras ofrecen al cliente una visión del bullicio de tareas de la cocina. La importancia de los alimentos se ve reforzada por tres elementos de señalización que dan nombre a los tres mostradores (Peter, Paul y Mary). El cliente recibe el nombre del mostrador correspondiente en su señalizador electrónico y así sabe, exactamente, adónde dirigirse.

Una fuente de terrazo blanco se encuentra en el vestíbulo de entrada. Aquí los clientes pueden servirse un vaso de agua de forma gratuita. Las bebidas y los postres también se pueden pedir separados de los alimentos, en el bar. La barra de bar se ha realizado a partir roble oscuro con un frente revestido de cuero negro. Contrasta notablemente con la pared posterior de azulejos blancos, con impresiones de animales recordando grabados antiguos.

El bar se abre al comedor y también abastece a un lounge más pequeño, ubicado al otro lado del mostrador de acogida, que invita a quedarse al final de la comida o tomar un café. Se ha decorado con un sistema modular de sillones y pufs de piel de tonos cálidos, y mesas con pantallas textiles integradas.

El concepto de restaurante se complementa con un área de comida para llevar. Esta área se accede por una entrada independiente y se separa del salón mediante estantes de cristal de gran tamaño. Funciona de forma independiente, aunque sin embargo, de parte integrante de este espacio. Sus estantes de vidrio incluyen cestas que presentan la mercancía en ambas direcciones, tanto para la zona take-away como el restaurante.

La acústica del comedor ha merecido una tratamiento especial: el techo acústico, agujerado con motivos geométricos, crea un contrapunto visual muy atractivo. El piso de cemento incluye dibujos florales que se diseminan a través del espacio, convirtiéndose en uno de los principales elementos visuales-clave del nuevo restaurante.

Con este innovador concepto, Holyfields pone el acento en la gastronomía: comida rápida y deliciosa en un entorno visual muy cuidado. La amplia gama de zonas de estar se adapta a todo tipo de necesidades: desde un apertivo a una comida con amigos o una celebración más numerosa. El Holyfields ha abierto su primera sucursal en Frankfurt, a la que seguirán nuevas aperturas en puntos estratégicos en otras ciudades alemanas, como Berlín, Stuttgart y Hamburgo. Este restaurante ha merecido una nominación en el  prestigioso certamen Restaurant & Bar Design Awards 2011.

Imágenes de Zooey Braun, cortesía de Ippolito Fleitz Group.

Puedes ver más proyectos de Ippolito Fleitz Group publicados en diarioDESIGN aquí.

Más info:

www.holyfields.de

www.ifgroup.org

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