Philippe Starck firma Palazzina Grassi, el nuevo Design Hotel en Venecia.
Emanuele Garosci, antiguamente corredor de rallyes y ahora propietario del Palazzina Grassi, escogió al renombrado diseñador francés para crear un hotel imaginativo y mágico a la vez que sofisticado y lujoso, que hiciese revivir a los huéspedes la Venecia del siglo XVI. Garosci no podía haber quedado más contento con el resultado: “Hacía falta algo nuevo en esta ciudad tan especial, pensar Venecia de otro modo – Starck fue la respuesta. Palazzina Grassi es un hotel de espacios únicos donde los huéspedes pueden vivir como venecianos.”
Entre las callejuelas de la ciudad de los canales, con la única señal de una marca de cabeza de toro en la puerta, se esconde Palazzina Grassi, un mundo mágico de espejos, esculturas de cristal, libros antiguos y objetos vintage de todo tipo. Las referencias clásicas abundan en el hotel, y en contraste el interior está geométricamente diseñado. Toques italianos tradicionales como los ladrillos de terracota vistos o esculturas de cristal de Murano conviven con el diseño más contemporáneo de Philippe Starck, el maestro de la sorpresa. El antiguo palacio medieval del siglo XVII, que había sido un balneario en la época romana, se ha convertido en un lujoso y actual hotel que retiene el aurea y el encanto de una casa aristocrática veneciana.
Y no sólo el diseño es especial, sino el servicio ofrecido a los clientes, que pueden disfrutar de detalles como ser recogidos en un barco de los años ’60 donde se realizará el check-in antes de llegar al muelle privado del hotel, o asistir a cenas privadas con anticuarios de la ciudad y a clases de cocina veneciana.
El hotel, catalogado con 5 estrellas, dispone de 6 apartamentos y 16 habitaciones, todas con fabulosas vistas a los tejados de la ciudad y decoradas con el singular sello Starck. Aunque eso sí, están equipadas con la más moderna tecnología –pantallas LCD, acceso wifi a Internet… En las habitaciones encontramos grandes espejos, suelos de madera veneciana, baños de piedra natural y piezas de mobiliario hechas a medida. En los apartamentos, la cama se ha situado en el centro de la habitación y se ha rodeado de armarios de cristal transparente, alfombras suaves y mesillas hechas de acero y piedra.
El restaurante de la planta baja dispone de dos impresionantes mesas de 7 metros de largo cada una, dos piezas de arte hechas de mármol y cristal de espejo. Los comensales tienen una vista directa de la cocina, una moderna reinterpretación de la tradicional “osteria” veneciana. Además del restaurante, el hotel dispone de un club privado con vistas al Gran Canal, donde pueden reservarse comedores privados o disfrutar de un sofisticado bar decorado con baldosas de Murano rojo, amarillo y plata.