Mooose, artesanía y diseño para ciclistas urbanos.
La pasión de Galván por el mundo del ciclismo urbano le llevó a desarrollar prototipos de manillares tallados en madera. Empezó mientras trabajaba de becario de investigación en el Departamento de Diseño de la Universitat Politècnica de València. Como buen diseñador, quería hacer su bicicleta “más especial”. Ese fue el detonante que lo impulsó a convertir su pasión en su trabajo, fundando Mooose.
Una pasión convertida en negocio
La startup busca mejorar la experiencia del ciclista urbano. Mediante manillares resistentes adaptados a este tipo de conducción. No obstante, Mooose no deja de lado la apariencia y la estética, tan afín a esta “tribu urbana”. Y en sus fundamentos, la empresa apuesta por la artesanía combinada con la tecnología y la inspiración en las bicicletas clásicas.
Los manillares están elaborados mediante control numérico: una fresadora manejada por un ordenador a través de un modelo 3D. Este proceso se combina con un acabado artesanal pieza por pieza. Un lijado a mano y una capa de cera de abeja completan el proceso. Así, hasta conseguir la forma ergonómica que define a estos accesorios y que alude a los cuernos de los alces (en inglés, moose).
Mooose es responsable con el medio ambiente. Para la elaboración de los manillares sólo utiliza especies autóctonas de madera europea que no están en situación de riesgo, como el nogal, el fresno y el roble. Y los materiales químicos para el laminado son sustituidos por cola al agua. Además sus proveedores no se encuentran más lejos de un radio de 200 kilómetros, defendiendo así el comercio de cercanía.
Todo ello ha llevado a esta startup — ideada hace tres años y constituida como empresa hace apenas uno— a ser la primera en España dedicada a la fabricación de manillares ergonómicos. Esta novedad captó el interés del programa Garaje de la incubadora de empresas Lanzadera, de Juan Roig. Por ello decidió apostar por el proyecto del diseñador extremeño para su salto a la internacionalización.