Pilar Líbano rehabilita el restaurante Santana: espíritu joven en una señorial casa de Sarriá.
El estudio de Líbano ha creado tres ambientes diferenciados para poder decidir si tomar una tapa, cenar de forma íntima o comer entre pucheros. Así, iluminación, materiales y mobiliario varían entre la similitud con una bodega típica, un comedor clásico o la decoración de una cocina tradicional. Y para los clientes más especiales, se ha reservado una mesa en la cocina, donde se puede disfrutar de una cena entre fogones.
El espacio es estricto de formas y acabados a base de bóvedas y arcadas, así que la iluminación juega un papel primordial. Los grandes ventanales proporcionan luz natural, y lámparas en forma de globo o estética retro-industrial rompen con los cánones estéticos de la época y crean espacios íntimos y diferentes.
El mobiliario se estudió y diseñó para cada zona individual, tanto mesas, taburetes, mostradores, así como todos los elementos fijos que van incorporándose y contrastando en su contemporaneidad con un espacio que conserva la autenticidad de la época (pavimentos de toba, bóvedas de ladrillo y arcos de piedra).
Se estudió con mucho cuidado la sonoridad del local, al ser un local abovedado con mucho ruido, se trataron las paredes con materiales fonoabsorbentes que forman parte de ese diseño compacto deseado. Estas paredes contrastan con el material fresco que se ha usado en todo el resto del mobiliario (panel fenólico, mármol y cerámica) junto con los grandes espejos que juegan con los reflejos y la duplicidad.
Desde el estudio de Pilar Líbano nos describen: «Un local pensado alrededor de una gran cocina»
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