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Delicados filtros de madera separan los diferentes ambientes del restaurante Gallastegi de Bilbao.

La reubicación del restaurante bilbaíno Gallastegi en un edificio residencial de nueva planta construido para sustituir al que lo albergaba, obligó a sus dueños a rediseñar su imagen, de la que se ha encargado el estudio de arquitectura guipuzcoano Pauzarq.

El nuevo local contaba de partida con dos zonas muy diferenciadas. La parte delantera (con tres grandes huecos en la fachada) se encontraba a cota de calle, alcanzando una altura interior libre de 5 metros. La zona posterior estaba elevada 2 metros respecto de la anterior, tenía 3 metros de altura libre y tres huecos que daban al patio de manzana. Con el objeto de suavizar este gran salto o desnivel se tomó la decisión de añadir una estructura intermedia de madera que conformara un nuevo comedor a media altura que sirve para escalonar el restaurante.

Funcionalmente, el local se divide en dos zonas. El área de servicios se sitúa a un lado, adosada a la medianera regular del local. Es aquí donde se localizan la cocina, los vestuarios y el almacén, este último comunica con la zona de acceso con el fin de facilitar la carga y descarga. La superficie restante la ocupa la atención al público, que se divide a su vez en tres niveles o comedores.

Desde la entrada se tiene acceso a un primer nivel donde se sitúan la barra, los aseos y un primer comedor con capacidad para 25 personas. El muro de medianería de 5 metros de altura se ha cubierto con una composición de piezas de cerámica de formas cuadradas y rectangulares, de diferentes tamaños.

A partir de aquí surgen a modo de terrazas escalonadas los dos comedores restantes. Desde la escalera adosada a la caja de aseos-vestuarios se accede en primer lugar a un nuevo comedor con dimensiones y capacidad similares al primero y situado a un metro sobre la cota de acceso.

La luz natural que proviene de los huecos que dan a la calle y al patio de manzana, se filtra en este espacio a través de los listones de madera de roble que se han dispuesto para separarlo. El negro es el color que predomina en las piezas del mobiliario, y contrasta con el resto de acabados de madera del restaurante.

Finalmente, la escalera desemboca en el último comedor (a la cota del patio de luces) que por su posición y dimensiones adquiere un carácter más reservado.

Fotografías de Felipe Pérez Aurtenetxe (Pauzarq). Texto de Arantza Álvarez.

Puedes leer más sobre Pauzarq en diarioDESIGN.

 

 

 

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