Revolución sensorial: tres tendencias en CMF que están dando forma al diseño
En el mundo del diseño, la experiencia de color, acabados y materiales (CMF) se ha vuelto esencial. Repasamos algunas de las tendencias que van a marcar el futuro del diseño durante las próximas temporadas.
Comentaba Laurie Pressman, vicepresidenta del Pantone Color Institute, que aunque el color evoluciona de forma única en cada cultura del planeta, existen algunas macrotendencias cuya repercusión cromática tiene la capacidad de mostrar un estado de ánimo global, expresando los valores centrales de nuestro tiempo.
Y es que aunque los humanos nos esforcemos por ser únicos y diferentes, la realidad es que compartimos miedos, preocupaciones y buscamos respuestas a los problemas de nuestro tiempo.
Presentamos tres paletas de color desarrolladas por la consultora de tendencias Futurea y presentadas en primicia en el evento trendFEST promovido por el clúster de mobiliario Ambit, y su aplicación tanto en diseño de producto como en interiores.
Los pasteles pierden su dulzura
La década de los 2010 se caracterizó por el poder de los tonos pastel. Estaban en todas partes: la moda, el diseño de interiores, el cine, las redes sociales e incluso influyeron en la elección de los destino vacacionales. La próxima década viene marcada por la transformación de estos tonos azucarados por otros menos obvios y más maduros. Unos tonos que pierden su ingenuidad para ser la cara visible de temas de actualidad como la sostenibilidad, la fluidez de género o el autocuidado.
Estos nuevos tonos se impregnan ahora de una neblina ahumada y un tinte lechoso que les hace tener un aspecto calcificado, inspirándose en temas celestiales y piedras preciosas; colores que proceden de la naturaleza y resultan menos ñoños y obvios.
En superficie, los acabados granulados, reflejan las vidas pasadas de los materiales al ser reintroducidos en el proceso productivo y dar vida a otros nuevos.
En cuanto a la forma, los perfiles redondeados, formas blandas y acolchadas ofrecen diseños que calman y reconfortan.
Una inyección de dopamina
Tras varios años marcados por la neutralidad en cuanto al diseño, las paletas de colores brillantes y saturados emergen como rechazo a las apagadas tonalidades Millennial. Unos colores intensos que buscan inyectar una dosis de dopamina a un panorama social sombrío, aportando, de manera literal, luz y vitalidad a la oscuridad.
Las personas están necesitadas de espacios que les levanten el ánimo. Según la consultora de tendencia VML, el 61% de los consumidores esperan que las marcas les ayuden a sentir emociones intensas, mientras que el 49% afirma que es probable que compre a marcas que le produzcan una sensación de alegría.
Por eso, esta paleta de colores hipersaturados, aprovecha el poder del color para insuflar un toque de energía positiva. Una paleta que fusiona tonalidades de los videojuegos retro con el mundo de la naturaleza, que rebaja la saturación y los conecta con el mundo físico. En lugar de crear una separación entre los mundos online y offline, ahora se trata de reconocer cómo ambos se combinan y se apoyan mutuamente.
Unos tonos que, en los últimos años, han aparecido en todo tipo de categorías de producto, especialmente de pequeño formato. Desde iluminación hasta decoración, estos tonos se combinan con materiales nobles en tonos neutros para crear un contraste armonioso y estéticamente agradable.
Los básicos se elevan
La tendencia del lujo silencioso se ha convertido en precursora de un cambio de mentalidad en la forma de consumir de las personas. Una tendencia ligada profundamente a un mensaje ecologista, donde la idea de “comprar menos pero mejor”, aunque existe desde hace tiempo, recibe ahora un apoyo masivo, impulsada por la voz de los consumidores más que por la de la industria.
Con esto en mente, una amalgama de tonalidades neutras, muy conectadas con los colores y formas de la tierra, emergen para demostrar que el color atemporal no equivale a paletas aburridas de tonos neutros utilitarios, sino a una paleta donde los tonos básicos se elevan, dotándolos de confianza para ser los protagonistas y no simples actores de apoyo.
Una tendencia en la que cobra fuerza la sostenibilidad y la recuperación de técnicas ancestrales, buscando en viejas respuestas poder dar solución a nuevas preguntas. El uso de pigmentos y materiales autóctonos y la reutilización de residuos de la industria alimentaria, hacen volver la mirada a la tierra, los procesos regenerativos y la sabiduría ancestral para teñir con tonalidades de la zona los espacios y el mobiliario y reforzando además una idea de lo local y el patrimonio cultural.